La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

132 INFORME RELACIONADO DEL CABILDO DEL Cuzco su vestuario, é incorporados, llegaron todo~ á esta ciudad el dia 24 de Febrero de 781. Fué grande el consuelo que este vecindario y las tropas auxiliares recibieron al verse con el ventajoso refuerzo de cerca de mil hombres, inclusos cincuenta del batallon del Callao, con un general para el mando de todo el ejército, de la autoridad y experiencias militares que eran notorias en el mariscal de campo D. José del Valle. La presencia del visitador D. José Antonio de Areche y del oidor don Benito de la Mata Linares, les anunciaba la facilitacion de providencias para que no les faltasen auxilios, y de contado concibieron el gozo de triunfar del enemigo, y llenos de sa– tisfacciones, deseaban ver el cumplido efecto de sus confianzas. Sin pérdida de tiempo el mariscal de campo y visitador general compu– taron el número con que se podia formar un mediano ejército de tro– pas españolas, el que podia componer el de los caciques fieles, Pu– macalma y Rosas, con sus indios, y los de las parroquias de esta ciu– dad, que estaban todos prontos á erigir las banderas de V. M., y operar con lealtad y denuedo contra los rebeldes; á que se podrian aumentar otros de la provincia de Quispicanche. Y consultando los parajes y rutas que debian elegirse para buscar al enemigo y cor– tar sus retiradas, señalaron columnas y comandantes de ellas, y con todos los preparativos de guerra y bastimentas, resolvieron la sa– lida para el dia 9 de Marzo, considerándose el total del ejército en quince mil hombres. Al mismo tiempo ordenaron que el corregidor de la provincia de Paruro, D. Manuel de Castilla, con toda la gen– te de ella, con el coronel D. Isidro Guisasola y el fiel cacique D. Antonio Eguiluz, operasen por aquella principal parte inmediata á la situacion del enemigo, como lo hicieron gloriosamente. Mandaron lo mismo al corregidor de Cotabambas D. José Ma– ría Acuña, y al justicia mayor nuevamente nombrado para la pro– vincia de Chumbibilcas D. Francisco de Laysequilla, ambos bajo del comando del coronel de ejército D. Domingo Mamara, del ór– den de Santiago, aquellos t erritorios se hallaban infestados de los jefes que seguian la rebelion, y fué necesaria la union de ambas provincias, donde operaron sus comandantes con el mayor esfuer– zo y empeño, con felices triunfos, en que consiguieron matar los que formaban cabezas, principalmente á Tomas Parbina y Felipe Bermudez, que las remitieron á esta ciudad, y la prision de mu– chos secuaces del rebelde, de que hicieron justicia. No fué ménos necesaria la formacion de otra columna que pasase á correr y res– guardar los altos de la provincia de Quispicanche, del partido de Ocongate, y la gran cordillera de Ansangati, tránsito preciso para los pueblos y punas de la provincia de Tinta, por donde pudieran

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