La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

136 INFORME RELACIO. ADO DEL CABILDO DEL Cuzco de las banderas y obediencia de V. M., empeñando su Real palabra á su cumplimiento, de que se reservaban los que hacian cabeza y eran principales movedores del rebelion, de cuyos nombres se hizo. clara expresion, para que no dudasen todos los demas de la verda– dera concesion de aquella gracia. No bastando este piadoso medio á reducir á los rebeldes, continuaban en su depravada perfidia los que habitaban la contornada de Urubamba y Calca, intentando aco– meter á sus pueblos, y se vió obligado el visitador á continuar en su comandancia con la gente de aquellas provincias á D. Bartolomé de Figueroa, para que corriese sus alturas y los escarmentase, co– mo lo ejecutó con buenos sucesos. Hizo lo mismo disponiendo una expedicion que pasase á los altos del partido de Ocongate y Sanra– marca, cuyos indios estaban insolentados y engreídos, por haber muerto pocos dias ántes á setenta soldados dragones del regimien– to de Aimaraes que pasaban á reconocer un puesto, y aprovechán– dose de sus armas; juntándose para esta columna con el nombre del Rosario dos grandes compañías que aprontó el corregidor de Aban– cay Villalta ,y otros dos del regimiento de infantería de esta ciu– dad, á que acompañaron los indios fieles de Guarocondo y Suriti, encargando el comando á D. Miguel de Velasco, oficial antiguo de estas milicias, persona de honor, valor y conducta y muy práctico de aquel territorio, dándole por segundo á su yerno D. Ramon Mos– coso, en quien concurren iguales calidades, y llevando la coman– dancia de las compañías D. Luis de Astete, capitan de infantería de esta plaza, todos sujetos de satisfaccion; salieron de esta ciudad, á pasar por el puente de Caicay, y habiendo seguido á perseguir los·– rebeldes, tuvieron con ellos sus encuentros; pero su mucho número y la poca tropa nuestra les obligó á retirarse al pueblo de Urcos, adonde pasó el visitador para reforzar la expedicion. Aumentóse ésta con gente de Urubamba que aprontó su justicia mayor Arana, y cien hombres más de esta ciudad, que facilitó el coronel Torre– jon, á tiempo de haber llegado D. Francisco de Laysequilla, despa– chado por el general del ejército conduciendo el reo eclesiástico, cura de la doctrina de Asillo, D. José Maruri; y variando el visita– dor las primeras disposiciones, le encargó á Velasco con su segun– do Moscoso el comando de los puentes de Urcos, Caicay y Quiqui– jana, en que se pusieron las guarniciones necesarias como conve– nía, para mantenerles defendidos, como lo hicieron, rebatiendo va– lerosamente varias embestidas de enemigos, principalmente en el pueblo de Quiquijana, con muerte de muchos indios, cuyas cabezas pusieron en dichos puentes; el visitador mandó pasase Laysequilla con la demas gente y del capitan Astete á repetir los escarmientos.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx