La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

INFORME HELACIONADO DEL CABILDO DEL Cuzco 137 á los indios de los altos, lo que ejecutaron, castigándoles con algu– nas refriegas á que se presentaron, y retirándoles de los sitios que ocupaban, siguieron las alturas hasta salir á los pueblos de la pro– vincia de Tinta; de donde se retiró Laysequilla á la de Chumbibil– ca, que tenía á su cargo, y la tropa se restituyó á esta ciudad. Eran incesantes los cuidados que se le repetían al visitador con las noti– ciais que de todas partes se le comunicaban de la inquietud que pa– decían los pueblos con las asomadas que hacian los enemigos, prin– cipalmente los de las alturas de Urubamba y Calca, y no satisfa– ciéndose su deseo con las providencias que expedia, determinó pa– sar personalmente á su reconocimiento, como lo hizo, llevando con– sigo la· compañía del comercio y otra partida más de la tropa de es– ta ciudad, con lo que corrió los pueblos de ambas provincias por su quebrada, y despachando emisarios que persuadiesen á los altera– dos se aprovechasen de los beneficios del perdon que á presencia suya se les concedia; hubo algunos que bajaron á recibirle, y con sumisas demostraciones ofrecieron la obediencia, de que quedó muy satisfecha, encargando á los curas les predicasen y consolasen con los beneficios espirituales de que habian carecido, principalmente al de Calca D. Mauricio de La Peña, cuyo celo fué distinguido en sus exhortaciones, constante permanencia y persecuciones que to– leró, les gratificó y agasajó con liberalidad, y nada dudó de la fir– meza de la fe que ofrecieron guardar. Pero la inconstancia de aque– lla infeliz gente dió a conocer luégo sus maliciosos engaños, pues de allí á poco tiempo volvieron á nuevos insultos y robos, que hi– cieron precisa la persecucion para castigarles y mantener con cui– dado la guarnicion de aquellos pueblos. Aumentó la del puente de Caicay, tránsito para la comunicacion de Pancartambo, que á ca– da rato la impedian los rebeldes, nombró por comandante particu– lar de aquel puesto á D. Ramon Troconis, y este caballero, jóven que anhelaba el desempeño de su honor, viendo se le acercaba una partida gruesa de enemigos, mandó disparar un cañon á que esta– ba inmediato, y reventando éste, le maltrató y arrojó de modo que hubo de caer al rio, y habiéndoseles conducido á esta ciudad, fué curado á costa de cortarle el brazo derecho, con cuya falta ha que– dado, habiendo empleado su persona con empeño en servicio de V. M. Con estas y otras várias multiplicadas providencias que daba el visitador á todas partes, se mantuvieron estas providencias sin mayor novedad, miéntras el ejército corria las del Callao y al mis– mo tiempo atendia este jefe ministro á la variedad de asuntos de su comision, y en algunos incluyó á este cabildo y sus jefes, que cui– daron todos de sus prontas expediciones, y experiment6 los efec-

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