La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

RELACIÓN DEL Cuzco 157 nos de ver a su frente un Joven Monarca que asciende al Trono en una edad que ha excedido ya la raya de la infancia, y está mui dis– tante de tocar las lindes de la humana deficiencia. Las virtudes christianas fueron los primeros arrullos de su ni– ñez: las instrucciones de una Madre Heroina fueron el alimento de la razon: los exemplos de un Padre justo, fueron los empeños de su adolescencia. En su Juventud no se han visto años dignos de que un velo los remueva de los ojos. Los cuidados del hombre privado, han estado en alianza con los del hombre publico; y el amor a sus subditos, que no han puesto intervalo entre conocerlo, amarlo, y res– petarlo, ha hecho el mobil uhico de sus operaciones. 8 Asi su sangre le dara lecciones domesticas de grandeza. La Cor– te que habita le sera como un Templo de honor, en que vera colo– cadas las imagenes ·de sus Progenitores llenos de la gloria de sus Proesas, y como que lo excitan a igualarlas y aun a excederlas. La historia le ofrecera grandes acciones con testigos irreprehensibles en los mismos a cuyos Derechos sucede. Los Soberanos que hoy ocu– pan los Tronos mas respetables de la Europa, con cuya elevada Al– cuña tiene incontestable entroncamiento, se le propondran como a– tentos espectadores de lo que hubiere de obrar desde su solio. Los Pueblos que gobierna, y cuya afeccion respetuosa ha conquistado ya por esa afabilidad tan rara, le daran en su laltad la prenda mas fir– me de su sinceridad. Que impulsos tan vivos para ser el mayor Rey del mundo por su gobierno, como lo es por su Dignidad! Que motivos tan poderosos para no aspirar ~ esas 9 estatuas que labra la adulacion, sino solo a esotras que costea en los pechos del Vasallage la beneficencia. Cree– mos que no será preciso aguardar los sufragios de la Posteridad in– diferente, para ratificar el ventajoso concepto que desde ahora for– mamos todos de sus dotes; y que los momentos de gratitud que des– de su edad se erigiran a su merito, estaran siempre indemnes, y se– guros de que los tiempos venideros los demuelen como a idolos que fabrica y eleva la lisonja. Que gloria, Señora, entrar en parte de la que rodea a su Espo– so! Hágase V.M. cada dia mas acreedora a ella; y no 10 se arredre de admitir ahora a sus Reales Pies al mas humilde de sus subditos Señora (fdo.) Ignacio de Castro (una rúbrica) 11 8. ms. ff. 5. 9. ms. ff. 5v. 10. El pronombre se está borrado. 11. ms. ff. 6. Existe una página en blanco entre las fojas 5 y 6.

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