La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

RELACIÓN DEL Cuzco 175 Es sobre todo admirable la juntura y trabazón de aquellas pie– dras, aunque sumamente desiguales; y los huecos que precisamente han de resultar, llenos de modo, que todo no parece &ino una sola pieza; pudiendose decir lo que en ocasion parecida cantaba un Poeta: Si lapis est inus, die qua fuit arte levatus? Et si sint plures, die ubi contigui? Que arduidad de empresa si solo fue para ostentacion del po– der! Que belleza de ideas, si se intento para seguridad de la situa– cion, cercandola con .esta vastisima muralla en declive, para cerrar todos los pasos exteriores, y conservarse al mismo tiempo comunica– cion libre y secreta con la Ciudad por bovedas subterraneas, que conducian a otros Fuertes defendidos por numerosa guarnicion! Sus conquistas son de particular atencion. Muchas se hazian so– lamente por medio de la suavidad y persuasion. Quando se emplea– ban las armas era precisamente para vencer la resistencia de los que no se rendian. Toda hostilidad se suspendía al punto que se resol– vian a reconocer el ·vasallage. La humanidad con que los nuevos Vasallos eran recibidos, y la complacencia 47 que reconocian en sus vencedores, que parecian no haberlos subyugado sino para hazerlos mas felices, pr-0pagada la fama de los conquistadores. Asi se veian naciones enteras, que por brote propio, y sin mas impulso que el de prosperidad que veian difundirse en aquellos Estados, corrían a in– corporarse en ellos, y a aumentarlos. Asi de humildes principios, llegaron a extender su dominacion por mil y trescientas leguas. Quanto se ha dicho contra las conquistas, pierde su fuerza si se con– sidera el modo con que las hazian los Incas; y respecto de ellas no se dira que han producido un derecho necesario pero infeliz, que nunca satisface la inmensa deuda en que suele tener alcanzes inso– lubles la naturaleza humana contra los Conquistdores. Pero nada parece haber hecho al Peru superior a Mexico, sino sus casi infinitas riquezas. El famoso Potosí cuyo nombre es como el sinonimo de la riqueza, y cuya ineshausta opulencia jamas ha ha– llado consonante en las historias, aun no habia desabrochado el seno de su grandeza, quando los Inca.s reinaban en el Peru; y sin estas inagotables contribuciones, tenian ya en su Imperio, y en su Corte riquezas que excederían toda la esfera de la fe humana, sino las ase– gurase la evidencia. Sin detenernos en la de sus Templos, donde el oro y la plata mas parecian materia de su fabrica, que ornato de su magnificencia: 47. ms. ff. 19v.

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