La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
182 RELACIÓN DEL Cuzco descendientes de sus mismas Divinidades, por lo que veian a la Ciu– dad como Templo de estos Semi-Dioses; ó por esa general dolencia de las Cortes y Ciudades dominantes que no 57 exaltan sino lo que es fruto de su recinto; mirando a las Provincias, a sus hombres y a sus obras con esa preocupacion que causa la vecindad del Soberano. Un habil Critico decia que los habitantes de aquellas Ciudades reputan empresa de peligrosas consequencias el celebrar lo que los Ingenios de las Ciudades inferiores producen. Imaginan que aplau– dirlos, seria salir del orden legitimo y substraherse a la autoridad superior: ó como erigir en la Republica de las Letras una secta de Independientes, tan odiosa y perniciosa, como podia serlo en la Igle– sia. Pero esta es dolencia mui antigua. En el siglo de Ciceron ó de Plinio, no querían los Romanos hallar Oradores Poetas, ó Eruditos mas alla de los Alpes, ó de los Pirineos: París apenas concibe que los de Gascuña, Bretaña ó el Delfinado publiquen cosa que llame la atención; y quisá esta es enfermedad endemica de todas las Cortes. La del Cuzco se hazia espectabilisima en todo su Imperio. Era maxima de sus Soberanos, tenerla siempre llena de naciones peregri– nas y estrangeras aunque ya reconocían la soberanía del Monarca que alli las congregaba. Cada Nacion, cada Linage tenia su sitio particular y determinado; cada uno debia vivir segun sus costum– bres patrias, vestir como en su pais, comerciar y tratar conforme a sus usos; y por el distintivo de vestidos y tocados, era facil al pri– mer golpe de vista, reconocer la nacion del que se encontraba. Pero qué variedad, qué hermosura, qué complacencia no se hallaba en esta ordenada mixtura? Era la Ciudad como un vistoso ramillete de diversas flore:s, colocadas con harmonia y sin co:ifundir su fragancia. ss Que magnificencia la de aquellos Reyes que extendían la vista a tantos millares de subditos, ofreciendole.s cada uno en particular el trage propio de su pais, las costumbres de su vida, la reforma de los vicios en que fué hallado, y despues enmendó en fuerza de las ad– vertida3 Leyes del Conqu"stador, el agrado con que alli habitaba, sin que tuviese mayores atractivos para él la habituacion al distinto cli– ma en que nacio, ó el desahogo mayor que dá el suelo patrio! La Corte respecto de las regiones inferiores tiene sus ventajas y sus desventajas. Si en ella un dia no se parece a otro, si la mu– danza de intereses está enlazada con la de los afectos, si una ola eleva hoy, y otra mañana sumerge, si es alli indispensable la alter– nativa de temores de esperanzas, de deslizes, de precauciones; tam- 57. ms. ff. 24 58. ms. ff. 24v.
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