La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
RELACIÓN DEL Cuzco 183 bien es cierto que ella es el centro de la cultura y pulimiento de una Nacion. La extrema grandeza y celsitud del Monarca, t iene al res– to de los cortesanos, casi en igualdad entre si mismos. Esto refina el gusto, y facilita mil producciones artificiales de la perfeccion mas exquisita: se pule el lenguaje, se depura el juicio, toman solidez los arbitrios. Es verdad que suelen al favor del aire de Corte, ocultar– se baxo de exteriores seductores, la ambician, la lisonja, el temor de la virtud del Soberano, el deseo de sus flaquezas; pero si esto es co– mun en todas las Cortes, quisa ]a del Peru era la menos combatida de estos 59 vicios. Se podia decir que alli no habfa mas favor que el merito: que no había Validos que dispensasen a su arbitrio la bene– ficencia del Soberano: que este era el inmediato inspector del be– nemerito: que por su misma mano, regalaba, acariciaba, y honraba. Ya se ve que esta era una de sus mas solidas maximas en que quisa tenia la principal parte el deseo de asegurar sus Reinos y Pro– vincias. Dominaban en Provincias que estaba a muchos centenares de leguas de la Capital, numerosas, belicosas, feroces. Una Liga en– tre muchas, era bien facil. Era pues insigne Política que los que habían de obtener aquellos remotisimos gobiernos, se educasen en la Corte a presencia del Principe; que este fuese el Maestro en la ciencia del gobierno. Viendose favorecidos de la mano misma que los podia castigar, la besaban, la amaban, la estimaban. Si habia ingratitud, quedaba por lo menos el temor, y los Proceres de las Pro– vincias distantes, rezelaban levantar .sediciones contra un Principe que les tenia en deposito y en rehenes en sus Hijos y Allegados, las prendas que mas estima la naturaleza. Uno de los mayores escollos de los vastos Imperios, (decía un sabio Político) es el que la admin' stracion pubEca esté obligada a pasar por muchos canales. Es un arbol de ramas mui extensas; y el jugo se seca antes de llegar desde el tronco a las ramas. Es imposi– ble velar sobre todas las Provincia>: es preciso valerse de mu– chos agentes intermedios; y en estos la primera ley es el bteres eo personal. El Princ~ pe no puede ver sino par estos ojo.>, ni obrar si– no por este .ministerio. No conoce sus Pueblos, su situacion, sus ne– necesidadees, sino como se le quiere hazer que las co:iosca. Tampo– co los Pueblos conocen al Soberano, sino por las vexaciones que se exercen a su nombre. Es pues irreprehensible Política la de los Mo– narcas Peruanos, que remedia con lo que hemos eX:presado los mas de los inconve:üentes de la mucha amplitud. 59. ms. ff. 25. 60 . ms. ff. 25v.
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