La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

186 RELACIÓN DEL Cuzco se alimentaban del fuego al verlos fumar su tabaco, y que vibra– ban rayos en sus fusiles; añadiendo no poco el diverso color que veian en sus caras. Pero todas estas preocupaciones fueron pasage– ras. Con el tiempo los veian morir a ellos y a sus caballos: advir– tieron que estos no eran sino brutos que el arte y la industria do– cilitaban: que el fuego no era alimento sino una imaginaria con– fortacion de los que lo usaban: reconocieron el artificio de la pol– vora; y se aseguraron de que el color no añadia fortaleza a la Per– sona. Así se vio que quando mas se desengañaron, mayor resisten– cia hizieron. La ultima que experimentaron los Españoles despues de muer– tos Atahuallpa y Huascar quando el Inca Manco penso reasumir el Imperio no era facil se contrarestase sin auxilio extraordinario de Dios. El gran Patron de las Españas Santiago Aposto! y Maria San– tisima se hizieron visibles para este auxilio. Es desgracia que hable– mos de estas marabillas en un siglo que se dice ilustrado, quanto mas dispuesto a rechazar estas que llama quimeras de una diverti– da imaginacion, ó ilusiones que fomenta la supersticion. Mas ó he– mos de negar el asenso a lo que nos dicen otras historias; ó estas Apariciones merecen toda aquella fe humana que necesitamos los 6 6 hombres . El historiador que las refiere 67 nacio tres años despues del su– ceso y desde que tuvo razon lo oyo celebrar entre los Indios sus As– cendientes como portento a que fue preciso cediese la multitud em– peñada en sostenerse en su antigua posesion mas que a las debiles armas que entonces oponian los Españoles. El apego de estos Ido– latras a su antiguo culto y religion, el desprecio que hazian de la christiana q11e se les predicaba; las maximas contrarias a sus cos– tumbres que ella proponía; el oír esta doctrina de unas bocas que tanto aborrecían, eran invencibles obstaculos para que se dexasen llevar de ilusiones, sino pasaran de enta clase aquellas Aparicones. El grande juicio de Joseph de Acosta tambien las favorece; y ase– gura las oyo afirmar con quanto vigor inspira la verdad a Personas mui fidedignas. El mismo Inca Manco en un razonamiento que hizo a sus Tropas al pensar retirarse a Villcabamba, y desistir de la grande empresa de demandar el Imperio, confesó, que mas lo mo– vían a este desistimiento las marabillas del cielo que los esfuerzos de los Españoles, que ya desde luego reconocía flacos si los pro– digios no costeasen su fuerza. i6 . ms. ff. 27v. 67 . Alusión al historiador cusqueño Garcilaso de la Vega.

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