La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

4 REPRESENTACION DE LA CIUDAD DEL Cuzco disfrazan en los conductos por donde corren. Los ministros inferio– res son los que los cometen, y éstos principalmente se cifran en los corregidores y los curas de sus pueblos; no puede dudarse que en una y otra clase los hay prudentes y desinteresados, que miran pia– dosamente á los súbditos; pero son mayores en número los que se dejan poseer de la codicia y tiranía. No es nuestro ánimo medirlos por una regla; pero los que fuesen buenos tendrán á bien se publi– quen los defectos de los malos para su remedio. 4. Para hacer manifiestos los excesos y temerarias operaciones de los corregidores y curas, y poner respeto á una dolencias que mu– chos consideran incurables, demostraremos separadamente su mane– jo, y será preciso apartar la cordura para referirle con claridad que haga ver con cuánta inhumana piedad proceden unos hombres cris– tianos que, olvidados de su carácter y de toda la razon política, no tendrán semejantes en las ménos cultas naciones, desestimando las verdaderas luces de la fe y embarazando se afiancen y aseguren en ella los naturales de estos países. PUNTO PRIMERO.- EL ESTABLECIMIENTO DE LOS CORREGIDORES Y SUS PROGRESOS 5. Cuando se compartieron las provincias y se separaron sus lí– mites en este reino, se dispuso que en cada una hubiese un corregi– dor que, como juez y superior en toda ella, gobernase en paz y jus– ticia á los naturales y los tratase con piedad y solicitase su edu– cacion conforme á las ordenanzas que á este fin se establecie– ron, y despues se han aumentado ya las leyes que están recopiladas, que unas y otras publican la piadosa intencion con que se hicieron; fué uno de los mayores cuidados buscar sujetos que ocupasen estos cargos, tan prudentes y desinteresados, que con su ejemplo le tuvie– sen los súbditos para moderar sus acciones y refrenar los vicios, que han ido á más por el mal gobierno y ejemplo de los corregido– res y curas, como se dirci en su lugar, sobre que incesantemente se libraron infinitas Reales cédulas reencargando esta obligacion, y en– tonces se les señalaron los salarios convenientes á su decente manu– tencion, privándoles de granjerías, utilidades y comercios. 6. Como en aquellos tiempos estaban las provincias abasteci– das y llenas de comodidades, lograban los corregidores, fuera de sus salarios, algunos lícitos aprovechamientos, producidos de sus actua– ciones y otras cosas graciables con que se beneficiaban en sus pro– vincias; pero conforme se fué minorando la abundancia, faltaron

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx