La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
8 REPRESENTACION DE LA CIUDAD DEL Cuzco con el valor de sus bienes, y á correspondencia ellas le ponen á cada uno un monton de efectos, surtiéndolos con los inútiles que recibie– ron en las tiendas, y se les hacen llevar sin que haya resistencia ni representacion que baste á impedirlo, porque al que se excusa se le apremia con cárcel, y ha habido corregidor que obligue á palos, co– mo sucedió en un pueblo cercano al Cuzco con un hombre español, que por resistir al segundo repartimiento, á que quiso forzarle el corregidor, recibió muchos palos, le pusieron en prision sin permi– tirle alimento alguno, y al tercer dia le sacaron de ella casi muerto, y queriendo el infeliz pasarse á otro pueblo de donde era vecino, murió antes de llegar á él, y desfiguró el corregidor el suceso man– dando á su dependiente hiciese autos que calificasen haber muerto de la caida de un caballo, para que no se extrañasen los cardenales de los palos. Bajo de estas circunstancias y otras de mayor teme– ridad, proceden los corregidores al repartimiento, y los caciques en quienes es costumbre entregarles los géneros para que los expendan en sus respectivos pueblos, abusan de la comision, repartiendo efec– tos suyos, y vengando sus pasio:qes particulares, no sólo con hombres, sino con mujeres que los han disputado por .guardar su honor y el de sus hijas, y con este método, acaban en ocho dias provincias en que entran más de 2.000 pesos; y á la inutilidad de los géneros se sigue la de la cantidad, sin reparar en que podrán invertir una vara de tafetan ú otros géneros, mirando sólo á completar al miserable el número en que lo tienen apuntado, sirvan, ó no en calidad y nú– mero de varas. 17. Por este medio distribuye el corregidor en cada pueblo la cantidad que quiere, sin reserva de los ausentes como tengan alguna casita ó ganado, porque les .entregan á sus parientes ó vecinos los montones de géneros; ni las viudas y solteras, pues segun sus ejer– cicios les gradúan las cantidades, sin que á individuo alguno se le exija el precio y valor de cada especie, sino el monto de lo que lleva. 18. Es comprobante de este terror y de la calificada lealtad de estos naturales, la impresion que les hacen de que es verdadero órden y voluntad de V. M., por lo que dicen generalmente los indios cuan– do los llevan al repartimiento, que van á hacer la obediencia á su rey que así lo manda; y volviendo en su acuerdo y razon, de que no carecen, dicen luégo: ¿no fuera mejor que nos duplicasen el tributo de ocho pesos al año, que por fin era para nuestro rey, y no para este tirano corregidor? ¡Qué clamor tan fiel y qué mal correspon– dido por unos ministros de un monarca tan piadoso y católico como V.M.!
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