La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
PARRAFO VI Ven'se los triÚnfos de los cuatro nobles y leales americanos, y entre ellos la grandeza de su Señoría Ilustrísima. La sangrienta y no imaginada contienda que ha experimentado el Imperio, a manos de sus propios naturales y descendientes, ha sa– cado al público, y ha dicho el giro, inclinación y brío que cada na– cional encierra en su pecho; porque ha sido un crisol el más sobre– saliente, una piedra de toque la más brillante que pudo encontrar la Naturaleza; pues al primer reencuentro de la ventura, ha publi– cado a voces la ley de su esfera; con éste se han visto los grados de heroicidad, valor, arrojo, bizarría y demás dones naturales que, como esmaltes esclarecidos, realzan y hermosean las personas; pues como son preseas de la fortuna, pasamanos son de inciensos leales y nobles que las adornan. Ley era entre los romanos de que ninguno pudiese eternizar su memoria, ·con suntuosos edificios ni afamados palacios, sin primero habet servido a la patria con grandes obsequios; y los que carecían de este servicio, fabricaban sus sepulcros en el campo, por pena que impuso Adriano. Tampoco les era permitido hacer la celebridad del triunfo, cuando se restituían a Roma, sin que también hubiesen de antemano vencido, en una batalla, cinco mil combatientes enemigos. Con igual gloria debieron conseguir esta victoria los Aurelianos, los Marco Antonios, los Césares y los Pompeyos, pues merecieron en– trar triunfantes a su Patria, haciendo tirar los carros con ciervos. leones y elefantes. Usaron de estos animales los referidos príncipes, no sólo por hacer ostentación de su grandeza, sino aún para signi– ficar en las ,propiedades de los brutos, los medios de que se valie– ron para conseguir las victorias. Se sirvió de los ciervos Aureliano. para dar a entender cuanto importó en la campaña la diligencia; llevó Marco Antonio los leones, para demostrar que debió a la for– taleza la victoria; y llevaron elefantes los otros, para significar que vencieron con la sagacidad a los enemigos. Con estos soberanos triunfos se vió Roma, en un tiempo, prin– cesa y reina de todo e1 Orbe ; y según refieren las historias huma-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx