La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

INFORME ·SOBRE LAS CAUSAS DE LA: SUBLEVAC!ÓN DE. :t78i 421 recer la eterna bienaventuranza en la práctica de las virtudes; smo que puso una gran parte de su esmero en manifestarles prácticamen.; te las reglas de una cultura digna de gente racional, que les hiciese abolir y reunciar las bárbaras costumbres que los tenían miserable– mente sumergidos y reducidos al instinto sólo de sangrientas fie– ras; consumiéndose y devorándose unas a otras las naciones, ·como ignorantes enteramente de los fueros de la Humanidad, de las ama– bles leyes de la caridad, y del destino de aquel dichoso fin con que el Soberano Autor de la Naturaleza unió y enlazó entre sí todos los hijos de Adán. Y aún fué más lejos la económica feliz providencia de nuestros monarcas; pues no se terminó hasta instruir a los americanos en el modo de labrar y cultivar la tierra, de lograr y gozar de sus frutos mediante la agricultura, y de aumentar así mismo sus intereses tem– porales, con la aplicación al tráfico, manufacturas y comercio den– tro y fuera de sus respectivos países. De todo esto se infieren precisamente las legítimas consecuen– Cias, de que los reyes de España más que para sí mismos, conquis– taron las Indias para sus naturales; que si adquirieron el dominio y señorío de ellas, no fué para dominar como dueños y señores a sus siervos y vasallos; sino para asegurar en la posesión de aque– llos dominios los medios más proporcionados de ejercer perpetua– mente, con aquellas miserables gentes, oficios de los más tiernos y amorosos; padres en enseñarlas, alimentarlas y protegerlas; que la misma luz que recibieron con la fe de las cosas sobrenaturales, les alumbró también para ver y conocer las leyes y fueros de la Natu– raleza de que los tenía tan remotos, no sólo la ceguera a que indu– cen las pasiones desordenadas, sino los prejuicios o preocupación de– rivada de la perversa educación trasmitida de padres a hijos en el seno de la idolatría y gentilismo. Bien patente y manifiesto era todo esto, Ilustrísimo Padre, a los que con ánimo imparcial y pensamientos cristianos y desinter esados veían los progresos y adelantamientos tan ventajosos que tenían los naturales de aquellos vastos dominios, después que recibieron el cris– tianismo, y se conservaron en él constantes bajo el suave yugo d la dominación de los monarcas de España ; siendo esto evidente en tanto grado, que por cualquier lado que los mirasen, así por lo res– pectivo a la creencia y conocimiento de los dogmas católicos, como por la multiplicación y crecidísimo número de sus pueblos; por la regularidad de su trato apacible, ' de sus costumbres; por lo relati– ' o a la atenta solicitud al trabaj o de que depende el sustento de sus

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