La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
INFORME SOBRE LAS CAUSAS DE LA SUBLEVACIÓN DE 1781 427 « ciques; a los demás indios de los pueblos pues a los que tenemos « estos empleos nos llaman como a los otros, nos hacen arrimar el bas– « tón, y nos azotan como a ellos. También nos cargan de prisiones, y «nos oprimen en unos calabozos destinados únicamente para los que «no contribuyen a los crecidos intereses de sus ministriles y demás «sujetos que ocupan en su servicio, y son otros tantos tiranos que « nos miran como a sus más viles siervos y enemigos.» « Los cobradores de los diezmos y primicias han vinculado to– « das sus utilidades en los excesivos frutos que nos exigen con im– « ponderable rigor. Los hacendados que podían defendernos, pues los «servimos continuamente, se muestran indiferentes a nuestros tra– « bajos; y lejos de aliviarnos, nos aumentan los padecimientos con «las crecidas obligaciones que nos imponen, y las sufrimos nosotros « después de pagarles el respectivo precio del arrendamiento de las « tierras que ocupamos, para no ser despedidos de ellas, siendo lo «más sensible, que muchos de ellos a imitación de los Corregidores, «nos reparten sus efectos inmoderadamente, y con poca diferencia «sentimos con los unos lo mismo . que con los otros.» «Finalmente, son muchos más que éstos, los trabajos que pade– « cernos; y siendo todo lo referido contra la mente de nuestro Rey «y Señor, cuya real piedad sabemos las muchas providencias que ha «dado y cédulas que ha expedido a nuestra favor, no tenemos si– « quiera el alivio y consuelo de poder ocurrir por el remedio; por– « si vamos a nuestros corregidores, éstos no nos entienden por igno– « rar nuestro idioma, con cuyo pretexto y por tener con qué costear « a sus familiares, sucede que cuando vamos con alguna queja o de– «manda, aunque sea de poco momento, nos mandan la pongamos « por escrito, en el cual, y en las demás actuaciones, gastamos mu– « cho más de lo que vamos a pedir o demandar. Fuera de esto, co– i( mo regularmente estamos debiendo al Corregidor, tememos po– « nernos en su presencia, por no sufrir el riguroso modo con que « acostumbra tratarnos; y aún cuando por casualidad no debamos « al Corregidor, siempre tenemos recelo de comparecer ante él por « no contraer precisamente nuevas deudas; y de este modo, siempre .-: tenemos por este lado denegada la justicia.]) " Si recurrimos a nuestros curas a fin de que se empeñen en «nuestro patrocinio y defensa aunque algunos de ellos nos suelen « favocerer, bien que sin efecto, como hay otros que no entienden « nuestra lengua, nos echan a sus ayudantes, los cuales o por respe– « to a los corregidores, o por temor a los hacendados y arrenderos, e o por otros fines interesantes, no se treven a ser nuestros media-
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