La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
428 L~FORME SOBRE LAS CAUSAS DE LA SUBLEVACIÓN DE 1781 « neros, sin embargo de ser nuestros padres y pastores. En este es– « tado, y no quedándonos más recurso, que a los tribunales superio– « res que nuestros soberanos han establecido en estos sus dominios, « para que nos hagan justicia conforme a sus reales leyes y nos mi– « ren con piedad, como a personas miserables; este· mismo recurso « o remedio no nos sirve, sino para volvernos más infelices; porque « los corregidores que siempre abundan en arbitrios, luego nos ful– « minan causa con sus mismos mini.strlles y sirvientes, por las cua– « les los propios jueces superiores nos restituyen a su poder, y no nos « sirven nuestros recursos más que para empeorar nuestro ·estado.» « Si alguna vez alcanzamos alguna providencia favorable y equi– « tativa, nunca llegamos a ver su efecto, antes se suele experimen– « tar la ruina del que llegó a conseguirla; como lo hemos experimen– « tado en el mismo Tomás Catari, quien por haber ido hasta la ciu– « dad de Buenos Aires y conseguir del señor Virrey, algunas provi– " dencias favorables a nuestra libertad, se fulminaron contra él, va– « rías injustas causas, que lo hicieron reo de muerte, y a nosotros nos « obligaron a pedir por aquél,que por nuestra defensa se había vis– « to en tal estado.» '* Descubierto, pues, Ilustrísimo Sefior, por esta sincera confesión, que según opinión común de los imparciales experimentados, dista poquísimo de la verdad pura el origen y motivo de la rebelión de los indios, infería dicho eclesiástico y cura, por conocimiento prác– tico que tenía de la naturaleza y procedimiento de los mismos na– turales, lo mismo que otros sujetos del mejor juicio y experiencia; y es que, dejando en su fundada solidez las reflexiones y conjetu– ras políticas de que se tenía poca inteligencia, y la verdad o vero– similitud de los muchos informes, y que habrían sido remitidos a Su Majestad; los medios que parecen más conducentes al deseado fin de pacificar totalmente a los indios, y reducirlos a una quietud, sumisión y obediencia duradera, y sin alteración en lo futuro, son los siguientes: . En primer lugar, abolir hasta el mismo nombre de Corregidor, tan odioso a aquellas gentes, y sustituir en su lugar otros jueces que separados de todo interés propio y particular y rentados o asa– lariados por el Soberano, no entiendan más que el recto gobierno, administración de justicia, y recaudación de los reales tributos; pro– hibir a estos jueces bajo las penas más rigurosas todo comercio en <W En los acápites anteriores que van entre comilla.s, el informante Gonzalez Pavón, con su alta autoridad y prestigio, justifica la Revolución de 1780, que encendió el más grande de los héroes del Perú y el Mártir Máximo de la Independencia Americana. (F .A.L. )
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