La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

432 INFORME· SOBRE LAS CAUSAS DE LA SUBLEVACIÓN DE' 1781 regularmente, es a fuerza y traídos como a lazo. Por lo que debién– dose ejecutar todas estas obras de cristiano con suavidad, amor y espontáneamente, para que se verificase ser el sacrificio voluntario libre la acción, se sigue de lo contrario, que no ha entrado en ellos el cristianismo, o la fe y religión católica, como debe entrar para que permaneciera, y para que sus obras fuesen meritorias, agrada– bles a Dios, y útiles para la salvación de sus almas. Por todo lo cual, nos parecía a muchos de los españoles que he– mos estado empleados en la América meridional; y experimentado por muchos años, así la índole y conducta de los indios, y aún de los descendientes de España, pero nacidos en las Indias, a los cuales llaman criollos, como su gobierno tanto eclesiástico y secular de to– dos; que en cuanto al eclesiástico. (pues del otro queda ya expues– to arriba el formado juicio), no conviene de modo alguno proveer aquellos obispados, en sujetos de edad avanzada, sean españoles o criollos; porque de lo contrario se sigue un tremendo perjuicio a la perfecta conversión y gobierno espiritual de aquellas gentes. ¿ Có– mo se podrá verificar, Ilustrísimo Señor, que los prelados electos en semejante edad, y acaso con achaques corporales aunque estén ador– nados de ciencia, probidad, y de las demás sublimes prendas; que canónicamente requiere la dignidad episcopal, puedan visitar perso– nalmente sus respectivas Diócesis, confirmar sus pueblos, predicar e instruir en la doctrina cristiana a toda su grey, que son sus prin– cipales .obUgaciones pastorales, cuando no pueden ya sin mucho tra– bajo caminar una jornada ni a caballo, ni en carruaje, aunque el camino lo permita; cuando apenas pueden con el cayado o báculo pastoral, ni aún con la carga de sus años; y cuando hay .obispados de un territorio o distrito tan extenso .que llega alguno a casi .cuatro– cientas leguas de longitud y trescientas de latitud, cual es el del Tu– cumán? Por eso sucede Ilustrísimo Padre, lo que otros han lamentado conmigo; y es que algunos no predican, ni catequizan; otros no visi– tan siquiera una vez sus diócesis, ni administran la confirmación a su grey; y lo que es más digno de llorarse canónicamente, que al– gunos después de electos y habiendo admitido tan tremenda digni– dad, sin que haya sido necesario el queratur cogendus de los cáno– nes, nunca van a ver a sus esposas; sino que alegando representan– do, y molestando la piedad de Su Majestad, en su Real Consejo y Cámara de Indias, con que su edad y achaques, y la distancia de las provincias, aunque estén conterráneas, con la diversidad de climas y contrariedad de temperamentos, los imposibilitan caminar a sus

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx