La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
INFORME SOBRE LAS CAUSAS DE LA SUBLEVACIÓN DE 1781 449 de todos los arrendadores, el importe de los diezmos de todos los Partidos; de recibir todo el producto que éste haya cobrado, y de prorratearlo, y distribuirlo conforme las dichas hijuelas, entre to– dos los interesados, pues de este modo si se hubiese cobrado el to– tal cada uno recibirá completamente su cuota; y si faltase algo por cobrar, participará con igualdad respectiva de las fallas. Porque de lo contrario no son remediables las faltas que hagan a la Igle– sia o al coro, los individuos inferiores; pues como experimentan que sobre tener poca renta, la cobran tarde, con mucha dificultad o con diminuta, se les dá muy poco el faltar a sus obligaciones, y no es fácil tampoco persuadirles que no falten. Mas descendiendo por último, y volviendo a los párrocos de los pueblos de indios, y a la decadencia o falta de fe y religión, que se nota en muchos de éstos, por no cumplir aquellos, con sus pri– meras peculiares obligaciones, nos parecía a muchos celosos del bien de las almas y fieles vasallos de Su Majestad, que, así para quitar a aquellos naturales todo motivo de juzgar mal de sus curas y doc– trineros, como a éstos, la ocasión de ser como mercenarios intere– sados , y permitir por eso a sus feligreses algunas reliquias de su– perstición, y muchas borracheras, con otros gastos muy superfluos, y sobre sus facultades que hacen en sus funciones de mayordomías y alferazgos; fuera muy oportuno se observase lo que determinó el citado Sínodo Provincial de Lima, en orden a que los Curas de indios no tomasen o recibiesen cosa alguna, por la administración de los Sacramentos, ni usurpasen bienes algunos de los indios di– funtos; y que conforme a esto se estableciese, que en todas aque– llas provincias del Perú, no tomasen los Curas ni su.s Ayudantes, derechos ni emolumentos algunos por los bautismos, óleos, procla– mas, casamientos, velaciones, ni entierros; ni aun celebrasen las mi– sas que los indios feligreses les suelen mandar rezar o cantar, y a veces con exposición del Santísimo Sacramento y procesión, des– pués acompañada de muy pocos adoradores, de muy poca decencia, reverencia y devoción; para con este motivo juntarse antes o des– pués, a beber su chicha y embriagarse hombres y mujeres, con gra– ve prejuicio de sus almas y bienes temporales. Que todo esto lo observasen dichos párrocos irremisiblemente, bajo la pena de que, verificada cualquiera contravención en lo re– ferido, se le había de concordar el curato, o privarle de la ayudan– tía y mucho mejor del interinato; que en sede vacante, suelen pro– veer los Canónigos por su antigüedad, o dignidad de prebendas, con toda inversión de la canónica disciplina, en los clérigos, sus
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