La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

INFORME SOBRE LAS CAUSAS DE LA SUBLEVACIÓN DE 1781 451 memente . el depósito de la fe por experimentar en sus párrocos (a quienes aman, respetan y veneran, quizá mucho más que algunos es– pañoles a sus párrocos y maestros, y aun a sus padres naturales), el celo pastoral, y las virtudes características de su estado que lle– vo referidas al principio. Y siendo esto así, no aparece razón por donde se pueda pensar que la tienen algunos curas y doctrineros, que careciendo ellos de la necesaria conducta eclesiástico-religiosa y pastoral, declaman al– tamente sobre que no se puede sacar fruto de muchos de los indios por su rudeza natural, indocilidad, inclinación innata a la supersti– ción, con la propensión a la embriaguez y otros vicios; porque fue– ra de que, cuando esto sea como lo encarecen, no prueban más de que la tierra más escabrosa, dura e inculta, sólo a costa de mayor trabajo, sudor y esmerado, cuidadoso cultivo del labrador, es que llevará a producir el deseado fruto; tampoco nos dejan dudar las historias sagradas, eclesiásticas y profanas, que tan malos o peores, más indómitos y perversos que aquellos indios, eran los judíos y gentiles, a quienes enseñaron y convirtieron los Apóstoles y sus se– guidores y discípulos; y sin embargo de eso, los volvieron en poco tiempo no sólo dóciles y fieles cristianos, sino muy virtuosos y san– tos, como los llama San Pablo. Y si añaden, como oí alguna vez, que como en aquellos natu– rales no se verifique aquello del real Profeta: homines et jumenta salvabis domine, o que Dios tenga una providencia muy extraor– dinaria para con ellos, no se podrán salvar. Me parece se les debe responder, que sin duda se verificará dicho vaticinio, en aquellos y otros hombres incultos, rudos y católidos como jumentos; pero se– rá sin más extraordinaria providencia que la de usar el Señor con ellos de aquella su bondad y misericordia, que en todos tiempos ha usado, valiéndose del modo tan propio de su infinita clemencia y amor a los redimidos con la sangre de su Unigénito Hijo, en la pa– ciencia, caridad, celo, sufrimiento y luz de la verdadera sabiduría y doctrina, que suele y quiere sinceramente dispensar a sus fieles ministros, vicarios y pastores de las almas y a los demás operarios evangélicos, para que poniendo en ejecución estos dones de su gra– cia, y comunicando sin envidia ni interés, esta luz y doctrina a los pobrecitos rudos ignorantes, bárbaros, infieles y estúpidos, los con– viertan a su Dios, trayéndolos a su conocimiento; y los hagan dó– ciles y observantes de su santísima Ley y Preceptos, por cuyo co– nocimiento, docilidad y observancia, se verificará también el que se– mejantes animales, vueltos así muy racionales y buenos cristianos,

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