La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
INFORME SoBRE LAS CAUSAS DE LA SUBLEVACIÓN DE 1781 455 aumento de ~ributos, con mucha menos repugnancia que los nomi– nados derechos parroquiales. Finalmente me creo obligado a exponer a Vuestra Señoría Ilus– trísima, que siendo tan cierto como el Evangelio, que todo buen pas– tor debe conocer su ovejas y éstas recíprocamente a su Pastor, y no solamente conocerlo sino entenderlo y oir su voz; parece indispen– sable se tome la providencia de no proveer en adelante Curato o Doctrina alguna de indios, en clérigo que ignore hablar corriente– mente el idioma índico, de aquel o aquellos pueblos a los cuales debe dar el pasto espiritual, pues de lo contrario no se puede veri– ficar sino el cimbalum tinniens del Apóstol y no el cumplimiento de las principales obligaciones de los pastores de almas; siendo graví– simo el perjuicio espiritual que de ésto se sigue a aquellos natura– les, particularmente a los más rudos y adheridos a su nativo len– guaje. Y aunque estoy entendido haberse expedido de orden de Su Majestad Cédula Real dirigida a lo menos al Arzobispado de La Plata, para que a los eclesiásticos que sólo sepan el idioma castella– no, se les pueda presentar o puedan obtener Curatos de indios; sien– do constante que dicha real resolución es tan prudente y justa, co– mo consiguiente a la que conforme a las Ordenanzas de la Recopi– lación de Indias, se había expedido y publicado mucho antes, sobre que se estableciese y enseñase a todos aquellos naturales la lengua castellana, es también evidente que no obsta aquella a la que aquí se propone, cuando lo es también no haberse verificado ni tenido el deseado efecto la que fué anterior, en casi ningún pueblo; y por esto permanece la necesidad de que los curas de indios hayan de saber entender y hablar perfectamente el idioma de aquellas doc– trinas que hayan de gobernar y regir, hasta que a lo menos se ve– rifique la Real mente de que todos aquellos naturales aprendan, se– pan, entiendan y quieran hablar el castellano; para que todos los vasallos de Su Majestad sean labü unius, cuya citada necesidad ca– noniza como evangélica en sus mencionadas instituciones eclesiásti– cas, dicho sapientísimo Pastor de la Universal Iglesia Benedicto XIV. Concluyo, Ilustrísimo y Reverendísimo Señor, con el conocimien– to de que muchas de estas cosas, que el celo de la honra y gloria de Dios, de la hermosura, decoro y disciplina de su Iglesia, y el amor al real servicio de nuestro Soberano, me han ejecutado a manifes– tar y exponer en este informe, a fin de que lleguen estas noticias a su católico y Real Trono por medio de Vuestra Señoría Ilustrísi– ma, puede suceder se hallan ya previstas y sabiamente ordenadas;
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