La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

14 REPRESENTACION DE LA CIUDAD DEL Cuzco mento una. sola vaca, con cuya leche y requeson lo pasaban estos infelices; mandó un corregidor se la quitasen para hacer cecina (cu– ya granjería, comprándola por cuatro pesos; producia lo menos do– ce), y exclamando la india quedaría con sus hijos á perecer, se la despreció su clamor y mataron á la vaca; echóse la pobre sobre ella, juzgando darle la vida con sus ruegos y llantos; pero rindió el suyo al dolor, y quedaron huérfanos sus hijos. 34. En otra provincia de esta misma jurisdicdon se hizo repar– timiento de géneros inútiles á los indios de un pequeño pueblo, de cuyo importe les cobraron alguna parte, quitándoles sus ganados y sementeras, por lo que se retiraron á una quebrada distante, donde hicieron sus siembras, y habiendo tenido noticia de ello el corregi– dor de su destino, envió á sus cajeros á la cobranza de lo que res– taban, y llegaron á tiempo de estar recogiendo sus cosechas, con las que cargaron íntegramente; y al ver esta resolucion, exclamaron sus mujeres diciendo: que si habian de ver sus hijos en igual trabajo, sería mejor que muriesen, y con desesperacion quitaron la vida á dos criaturas sus mismos padres, y por su propia necesidad se las comieron. 35. Un corregidor dispuso formar las cárceles de su provincia en las partes más húmedas é incómodas, para que sirviese de es– tímulo á sus deudores, cuando entrasen en ella para la paga, el te– mor de la prision; y pareciéndole todavía que no la conseguía, usó de la temeridad de introducir culebras, sapos y sabandijas, para que, aterrados de esta compañía, solicitasen por sí ó sus parientes la paga más pronto, y de esto resultó que se levantase un pueblo para matarlo, y refugiado en la iglesia, se salvó; le hubieran muer– to dentro de ella, si el cura no hubiese arbitrado el que se quema– se el libro y cuentas del repartimiento, perdonando el corregidor su importe para no cobrar la falta. 36. Es ya muy comun ejecutar los corregidores las prisiones, extrayendo á los deudores de sus pueblos, pasándolos á otros re– motos, publicando que de este modo, faltándoles las asistencias de sus parientes solicitarán éstos la paga con más prontitud, por verse libres y restituidos á sus casas, siendo tambien ya costumbre poner presas á las mujeres cuando no parecen los maridos, exponiéndo– las á los riesgos que se producen de la ocasion de poner en un mismo cuarto ó calabozo hombres y mujeres, en que no se guarda la me– nor atencion; y dicen los corregidores descaradamente que todo es ménos que el conseguir ellos sus cobranzas.

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