La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

466 LA VERDAD DESNUDA rior fuerza; y Don Antonio de Arriaga seguramente hizo lo mismo en el puesto en que Vuestra Majestad lo destinó, según nos propo– nemos probar en esta representación. Para verificarlo con la debi– da claridad dispénsenos Vuestra Majestad la molestia de referirle los antecedentes que lo condujeron a un fin tan trágico, para que su Soberana penetración infiera, por legítimas consecuencias, los au– tores de tan execrable delito, pues nosotros no nos atrevemos a in– dicarlos claramente; tanto por tenerlos perdonados, según llevamos apuntado, cuanto por no ofender con el escándalo los católicos oídos de Vuestra Majestad. 3.-Vuestro Reverendo Obispo de la Ciudad del Cuzco, Don Juan Manuel de Moscoso y Peralta, libró comparendo contra Don Justo Pastor Martínez, Cura del pueblo de Yauri, en la provincia de Tin– ta, por causas respectivas a su Ministerio, y no habiendo podido cumplirlo prontamente por enfermo, le despachó mandamiento de prisión, cometiéndola a un Don Vicente de la Puente, Cura de Copo– raque (Doctrina de la misma Provincia) nombrando al mismo tiem– po por Ecónomo de la de Yauri a Don Juan José Palomino. Llegó éste a aquel Pueblo el día 13 de Abril del corriente año, a tiempo que ya Martínez había emprendido su viaje al Cuzco, en virtud de la providencia primera del Prelado, dejando cerrada la casa de su habitación donde tenía sus bienes . Con imprudente empeño quiso alojarse en ella Palomino contra la voluntad de los indios, que aman– tes de su Párroco Martínez lo resistieron, y no obstante, forzando la puerta, fo rmó en dicha casa su hospedaje. 4.-Este violento proceder del Ecónomo exasperó los ánimos de los indios, y formando un pequeño tumulto le manifestaron, sedi– ciosamente, que no le querían por Cura, porque mientras viviera Martínez no habían de admitir otrp (1) . A esta resistencia del ve– cindario de Yauri contribuyó mucho el que Palomino no manifes– tase la comisión que llevaba del Reverendo Obispo; por lo. que pa– rece se persuadieron iba enviado de Don Vicente de la Puente, a quien aborrecen con tal extremo en aquellos contornos que hasta (1) Martinez había servido el curato de Yauri hasta aquella sazón veinte y cuatro años; y trató con tal caridad a los feligreses que todos los días repartía por su mano una grande olla de comida que había co– cinado para socorro de los indigentes y necesitados. Esta tan recomen– dable cotidiana limosna ejercitada por tanto tiempo, le granjeó justamen– te el amor más entrañable de aquel vecindario; y por eso entre otros pruebas con que se lo acreditó entonces, fué muy remarcable la de venir– se trás él al Cuzco los principales individuos de aquel pueblo que le com– ponen, y ofrecer por escrito al Ilustrísimo Señor Obispo, en nombre de todos, que ellos satisfarian cualquiera alcance que resultara contra Mar– tinez por tal de que continuase de Párroco en aquella Doctrina.

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