La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

LA VERDAD DESNUDA 475 les casos; cuya omisión era más reparable en aquél viéndole tan fá– cil en fulminar excomuniones aún sin motivo y con injusticia. 26.-0tro fundamento consistía en haber dicho, públicamente, el mismo Reverendo Obispo, luego que se descubrió la traición ma– quinada, que él ya lo sabía, porque Don Mateo de Oricain (parien– te del Obispo) le dijo que su mayordomo estaba comprendido; y nadie ignora que en asuntos de esta clase se deben delatar inmedia– tamente, porque sino es tan delincuente el que calla como los mis– mos traidores. 27.-Deducía otro de que Lorenzo Farfán, principal cabeza de la sedición, convicto y confeso, para quien se había destinado la in– vestidura de Rey del Cuzco (por lo cual sufrió la pena del delito de lesa Majestad) era inmediato pariente del Obispo, y tenía mucha intimidad con él. 28.-0tro fundamento era haber defendido el Reverendo Obis– po, con el mayor empeño a todos los que resultaron reos convictos de aquel delito, y condenó esta Real Audiencia en su Sala del Cri– men al último suplicio. Interesóse no obstante, por cuantos medios tuvo arbitrio, sobre que se les librara la vida; manifestó gran sen– timiento por la muerte; y no siendo creíble que un tan respetable y circunspecto Tribunal los hubiese condenado inocentes, es visto que el patrocinio y estas demostraciones del Obispo a favor de unos delincuentes confesos de tal crimen, cuando no pruebe, persuade a lo menos un indicio vehemente de su complicidad; porque quien procura impedir el castigo de los delitos, los autoriza. 29.-Así argüía Don Antonio de Arriaga en su representación, añadiendo otros hechos públicos que vigorizaban mucho con aser– tos, y nosotros callamos por modestia. En materias de Estado no se admite parvedad de materia, ni indicio leve. Por eso creyó, sin du– da, que no cumplía con sus deberes sino avisaba, prontamente, a vuestros magistrados el peligro en que se hallaban aquellas Provin– cias a vista de unos antecedentes tan públicos, como ciertos, que amenazaban una próxima conspiración general contra Vuestra So– beranía. 30.-Yo, Don Eusebio Balza de Verganza, fuí conductor de esta representación, que me entregó abierta el Corregidor de Tinta, con orden de manifestarla a vuestro Visitador General, Don José Anto– nio de Areche, antes de ponerla en manos del Virrey, tanto para que estuviese advertido del grave asunto que contenía, cuanto para que

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