La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
476 LA VERDAD DESNUDA si lo estimaba conveniente pesquisara la verdad de los fundamen– tos vertidos en ella; y aunque así lo ejecuté, presentándola perso– nalmente al primero, en 14 de Agosto de 1780, y entregándola al se– gundo en mano propia, el 20 del mismo mes; no sólo se desestimó mediante no haberse hecho uso alguno de ella, sino que tratando con poca precaución al Gobierno una materia de tanto monto, nos consta que anduvo rodando en la Secretaría este papel; y que un Don José Antonio Borda, sobrino y comensal del Obispo del Cuzco (harto conocido aquí, y en esa Corte por propenso al artificio y la discordia, y por atrevido y travieso) tuvo facilidad de copiarla. 31.-Creíble es, Señor, que Borda dirigiésela inmediatamente al Obispo, su tío. Y también es creíble que éste al verse tan verdade– ramente retratado en la representación se sorprendería, conocien– do invencible la acusación de Don Antonio de Arriaga, según la cer– teza de los hechos en que la fundaba. Si no lo hubiera conside– rado así el Obispo ;y si se hallaba inocente, debió pedir el ·afianza– miento de la calumnia y ofrecer su vindicación, que es el modo que prescriben vuestras sabias leyes, para mantener ileso el honor y el buen nombre contra las asechanzas de los maldicientes; con que el no haberlo verificado corrobora los indicios. Conocía muy bien el acusado a Don Antonio de Arriaga. Sabía que en la fidelidad a Vues– tra Majestad no admitía primero. Y también sabía que por la defen– sa de vuestros sagrados derechos no había de dudar un punto en sacrificar su caudal, según lo hizo cuarido le tenía mayor. Por eso no se atrevió a pedir la fianza de calumnia, ni a contestar con ella la causa. Y por eso se maquinó un modo de concluir sus razones, aprendido en la perversa escuela de Maquiavelo, que tendrá pocos ejemplares, y será famoso en las fastos de este Reino, y en la pla– na de la Historia. 32.-Luego que se le absolvió de las Censuras, bajó el Corregi– dor de Tinta a su Provincia, y llegó a ella en 6 de Octubre. Todos sus vecindarios, especialmente el de Coporaque, manifestaron cuan– .to la amaban en las públicas aclamaciones y regocijos con que cele– braron su restitución. Continuó administrando justicia, y agitando la cobranza de tributos, que con motivo de su dilatada ausencia en el Cuzco, por la excomunión, estaba muy atrasada. Y la Curia Ecle– siástica empeñada más que antes en continuar la hostilidad al Co– rregidor, ya que no pudo dilatarle el beneficio de la absolución, có– mo se había propuesto, arbitró otros medios de perjudicarle, alte– rando la tranquilidad de su Provincia, acaso con espíritu de ven– ganza por el informe dirigido contra el Obispo.
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