La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
16 REPRESENTACION DE LA CIUDAD DEL Cuzco cucion á quien ocurrir con su queja cuando experimenta la ofensa, ó la de tolerar sufrirlo, o desahogarse de ella con el clamor al cie– lo; y de que ha resultado que no siendo fácil el recurso á los supe– riores tribunales de Lima por la distancia, falta de instruccion y medios, buscan por asilo los montes y las quebradas, desamparan– do sus casas, y lo que es más doloroso, la religion, entrándose á la habitacion de los infieles, como lo comprueban algunos sucesos que han sido notorios, como lo es el que arrastrados por tal miseria por los caminos, trabajando en los pueblos por conducirse de uno en otro hasta llegar á aquella capital, hayan sido muertos en los trán– sitos por las tercianas que en ellos contraen, ó en dicha ciudad, y el que más seguro se ve, en una rigurosa persecucion por la ningu– na justicia en los comisionados, sobornados por los corregidores.. 41. Para el trajin de los repartimientos ocupan los corregido– res muchos indios, así en la contínua distribucion de propios y co– rreos de unos pueblos á otros, como en los ejercicios de mensajes y carretas, y áun en los peculiares caseros de pongas y pastores, todo sin retribucion alguna, contra lo que está declarado en las orde– nanzas, que prohiben el servicio sin la paga, y contra las mismas instrucciones que por V. M. se libran para la observancia y órden con que han de servirse los oficios, pues siendo sus primeras cláu– sulas que no pidan ni graven con bastimentas ni bagajes á los in– dios, han establecido pensionarles en uno y otro, forzándoles á que de balde les provean sus despensas, en que no se exceptúan ni las viudas, sobre que los caciques, alcaldes y regidores, hacen graves perjuicios, precisándolos de la que llaman mita de buenos alimen– tos, y no teniendo de donde sacar los miserables, se ven precisados á abandonar sus casas, porque los más de los años están por nece– sidad obligados á comer hierbas silvestres, cuando produce el cam– po, y las raíces que se crian en las lagunas, donde las hay, y que los indios den las cabalgaduras que les piden con título de avíos para sí y sus familiares, obligándoles que lleven sus cargas de unos pueblos á otros, sin pagarles, y que guarden sus mulas, pasteando y manteniendo de alfalfa y cebada en grano, y demas anexo á su alimento, opuesto todo á los Reales encargos de la instruccion. 42. Fuera de este agravio que hacen particularmente á los in– dios, trasciende tambien á los pasajeros y arrieros, pues cuando se piden los tales avíos, y más si son de muchas mulas de carga y de silla, como de regular las ocupan para sí y otros agregados, las bus– can y quitan de los que transitan, dejando sus cargas en la cam– paña, de. que experimentan daños y quebrantos en sus efectos, ya por la intemperie de los parajes y tiempos, como porque les devuelven
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