La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
LA VERDAD DES UDA 485 53.-De esta demostracjón resulta que los autores de la traición ejecutada con Don Antonio de Arriaga, además de haberle quitado tan inhumanamente la vida y cuantos bienes tenía, han arruinado a un hermano y a un sobrino suyo, privando al primero de la mayor parte de su caudal, y poniendo al segundo en estado de mendigar. Vuestra Majestad con inteligencia de los distinguidos servicios de Don Antonio de Arriaga le confirió el Corregimiento de Tinta. En la Real Cédula de esta gracia, expedido en 26 de Noviembre de 1774, se dijo expresamente que era como en compensación de los perjuicios que había sufrido en el desempeño de vuestros reales en– cargos. El mérito que adquirió en el Tucumán fué bien recomenda– ble, según los comprobantes que sabemos remitió a Vuestro Conse– jo de Indias. Y el que granjeó en Tinta es de los de primer orden como hemos comprobado; porque bien distante de compensarle aquel Corregimiento (conforme la piadosa intención de Vuestra Majestad) los perjuicios que le habfa ocasionado vuestro real servicio, perdió en él la vida y cuanto tenía. 54.-Nosotros no debemos panegmzar la conducta y estimables prendas de Don Antonio de Arriaga porque como somos interesa– dos, puede engaii.arnos la pasión. Pero pregúntese de él en esta Cor– te, en las principales cuidades de esa Península y en Buenos Aires; y cuantos le conocieron (hasta sus émulos) publicarán que su carác– ter, entre Jos hombres particulares, era muy particular; celoso de vuestro real servicio, y amante de Vuestra Majestad sin segundo; fi– delísimo con sus amigos, como el que más; muy misericordioso con los pobres; y generalmente amado de todos tanto por su bien culti– vada política, cuanto por su extraordinaria generosidad. Pregúntese de él también en la provincia del Tucumán y todos sus vecinda– rios confesarán que fué juez muy recto y tan desinteresado que con– donó liberar cuantos derechos justamente le tocaban por su minis– terio; con la particularidad de haber sucedido, más de una vez, que habiendo interpuesto en su juzgado demanda de alguna corta can– tidad de intereses y mandado pagarla, representándole el deudor que su escasa suerte le imposibilitaba la satisfacción, la verificaba €1 de su peculio para alivio del reo y socorro del actor. Dirán así mismo que a costa de muchas fatigas arregló las milicias de aque– lla Provincia aprontó mil hombres de ellas para socorro de Bue– nos Aires, en la última guerra con Portugal que estuvieron prontos a marchar al primer orden de aquel Gobierno; y no tuvo efecto por haber llegado a la sazón la Armada de Don Pedro Zernllos · y di– rán también que para remediar la escasez de vÍ\·eres que empezó
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