La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
508 LA VERDAD DESNUDA imputarle, lo acusaron ante el Visitador de omiso en el cumplimien– tode esta orden con otras imposturas que les sugirió su cavilación y maledicencia Aquel ministro prestó entera fe a cuanto le informa– ron estos infidentes detractores, y le dirigió el oficio de f ... Cuader– no 9 (29), reprendiendo agriamente a Arriaga, suponiéndolo descui– dado en el cumplimiento de sus deberes y poco puro en el manejo de los Reales intereses. La injusticia con que fué concebido este bi– llete, está tan manifiesta que no necesita más comento que llamar la atención a su fecha, y cotejarla con la de los informes del Corregi– dor; porque en sabiendo que éstos fueron despachados en 18 de Ju– nio, acreditando el cumplimiento de la comisión, y que aquél se li– bró en 28 del mismo mes, acusándole de omiso, no es menester más para alcanzar la contemplación con que fué expedido, como lo re– presentó Arriaga, inmediatamente, quejándose a vuestro Visitador General de este violento proceder en la respuesta que corre a con– tinuación de dicho oficio. 45.-Luego que empezó a agitarse la competencia de Jurisdic– ción, informó vuestro Reverendo Obispo al Visitador General (sin más comprobante que una carta de Don Vicente de la Puente), quejándose de que Arriaga se negaba a impartir auxilio a sus comisionados para el cumplimiento de sus providencias; y sin embargo de ser falso el supuesto y tan sospechoso el informe, sin oír al Corregidor le disparó el oficio de f. . . del mismo Cuader– no 9, (30) en que después de dar cabal ascenso al Obispo estampó estas palabras "le encargo, y ordeno que se corrija, pues de nó, dará Vuestra merced un golpe no esperado", añadiendo que se lo partici– paba al Prelado para que tranquilizase su celo; en lo que se paten– tiza de un modo incontestable la condescendencia y contemplación hacia éste. El Corregidor, contestó, a vuelta de correo, manifestan– do a vuestro Visitador en su respuesta de f. .. no sólo la inveraci– dad de la queja, sino haciéndole ver que el Obispo y sus comisiona– dos habían atropellado las Regalías de su Juzgado y ofendido su ho– nor por los autos que remitía y van relacionados. Y pregúntese ¿qué satisfacción se dió a Don Antonio de Arriaga de unas providencias tan poco meditadas, y de unos apercibimientos tan injustos como desmerecidos? (29) Véase Apéndice VIII. (C. D. V.) . (30) Véase Apéndice IX. (C. D. V.).
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