La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
512 LA VERDAD DESNUDA Laymi; y sólo porque las separa de su Doctrina véas~ el odio tan terrible con que se explica aquel díscolo levita hacia el Corregidor: no pararé (dice) hasta destruirlo a él; y a toda su casta ... y con– cluye anunciando cosas grandes, cosas nunca vistas, y cosas admi– rables: et adhuc majora videbis; en que ciertamente vaticinó verdad, como el perverso Balam, el Cura de Coporaque; pues hemos visto, con asombro, cumplida su diabólica profecía, con tanto exceso, que ya parece que no nos queda ·que ver. 51.-Luego que concluyó Puente las funciones del Corpus en su Curato, y después de haberle manifestado Arriaga su mala versa– ción en el ministerio parroquial con otras cosas que yo presencié, considerándose poco seguro entre sus feligreses, porque conocía muy bien cuanto le aborrecían, se vino al Cuzco. Tungasuca se halla si– tuado en el mismo camino, y es muy posible se alojase en casa de Túpac Amaru. Este era un indio orgulloso por el origen que se atri– buía, apoyado de los Superiores Tribunales. Con sus pleitos contra– jo en Lima unos empeños que le era imposible satisfac~r; y por eso se veía por una parte perseguido de los acreedores, y por otra estre– chado del Corregidor, sobre el entero de Tributos. No hay cosa que aflija tanto a los hombres como el deber lo que no pueden pagar. Puente sabía muy por menor estos apuros dé Túpac Amaru, ·y con– siguientemente alcanzaría su gran disposición para el despecho, y para practicar cuantos atentados él le sugiriese. Y es creíble le ha– blara así: Hombre tú estás imposibilitado de pagar tus deudas, hos– tigado del Corregidor, y vives en una continua zozobra. Tu eres el único descendiente de los Reyes legítimos de esta tierra (es e~ fuer– te de las conversaciones de los patricios del Perú). Tienes a su de– voción los indios de tus pueblos, y con ellos, fuerzas bastantes para hacerte coronar. El Obispo, y yo, ya sabes que somos capitales ene– migos de Arriaga, por los pleitos que está siguiendo con tanto em– peño contra nosotros, pretendiendo limitar nuestras facultades y res– tringer nuestros derechos. No ignoras el gran poder que tenemos los eclesiásticos en estas Provincias, y cuando aborrecemos a los eu– ropeos .Si tú formaras una conspiración general acabaríamos con és– tos; aquéllas te aclamarían por su Rey; saldrías de tus miserias; y serías poderoso; estando confiado en que el Obispo y los clérigos, te ayudaremos cuanto sea posible, hasta que todo se logre. 52.-Tal sería, y mucho más eficaz el proyecto que le propon– dría el Cura de Coporaque a Túpac Amaru; y éste a vista de una fortuna tan brillante como se le ofrecía, pintándole fácil su conse– cución (cosa que no necesitan los del País para imaginarse sus due-
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