La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

LA VERDAD DESNUDA 513 ños) ¿cómo había de poder resistir la tentación de un demonio que le ofrecía tanto, cuando sólo un Jesucristo (porque era más que hom– bre) podía despreciar aquel omnia tibidabo con que le prometió Satanás el dominio del Mundo, por que le adorase? Al instante pres– taría su consentimiento sujetando su voluntad ciegamente al Obis– po, a Puente y a toda esta Monarquía Eclesiástica (así explicaba un buen político el Gobierno Episcopal de las Américas) ofrecien– do la más puntual obediencia a sus órdenes. 53.-Detallada así la Rebelión entre Puente y Túpac Amaru pa– saría inmediatamente aquél a tantear el semblante de su Prelado que se hallaba como se ha dicho en Urubamba, a donde pudo llegar en los últimos días del mes de Junio. A la sazón no había atesorado el Obispo todo el rencor que concibió después contra Arriaga; porque hasta entonces no había más motivo que la competencia, y la cua– lidad de europeo, que según su modo de pensar era suficiente para que le apeteciese, y procurase su ruina. Y con todo del modo de ex– plicarse el Cura de Coporaque, en su Carta de 17 de Julio, se infie– re evidentemente que desde aquel tiempo se empezó a intrigar con– tra el Corregidor de Tinta, y contra el Estado; porque después de asentar con una animosidad gigante que no pararía hasta acabar con él y toda su casta, añadió (como si esto fuera poco) et adhuc majora videbis; en cuya proposición cabe cuanto se quiera pensar. 54.-Ya en 6 de Octubre (de cuyo día es la otra carta de Don Vicente de la Puente) tenía en su poder sin duda el Obispo el tan– to de la acusación que supimos le remitió Borda, según lo indican aquellas palabras: el asunto está muy grave, y en el mayor auge. Y el Prelado tiene mucho honor. Y se convence también en que en aquella fecha estaba acordado el proyecto de la muerte de mi tío, y la sublevación general por estas cláusulas: Todo va con pruden– cia para que el golpe sea macizo. . . tomará mucho cuerpo, etc. ; pues por más que se empeñe la cavilación de los contrarios en dar– les otro sentido para librarse del reato, prestan una inteligencia tan clara, convidadas con los sucesos, que no creo consigan alucinar la superior penetración de Vuestra Alteza como lo han logrado, y lo– grarían en otros tribunales donde han hablado con pico de oro. Ma– yormente siendo público y notorio que el día 10 ú 11 de Septiem– bre, por la noche, a presencia de los enunciados clérigos Don José Calderón, Don Gregario Estevan de Bustamante y Don Pedro Fuen– tes, se dejó decir Don Vicente de la Puente, en Pichigua: que mi tío (el Corregidor Arriaga) sólo recordaría de su letargo cuando ex– perimentase los accidentes de una muerte violenta, que explicó con

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