La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

514 LA VERDAD DESNUDA términos indecentes, y no por eso no se expresan sus palabras mis– mas; pero siempre que convenga se comprobará con los referidos testigos. 55.-Don Bernardo de Lamadrid (europeo de un acreditado jui– cio y de la mayor veracidad) luego que se libró del cautiverio del Rebelde (Túpac Amaru), me escribió a Lima la carta de f . . . , Do– cumento NQ 9 participándome la desgracia de mi tío, y sus traba– jos. Contiene varios indicios de complicidad contra vuestro Reveren– do Obispo y otras personas de esta Ciudad; pero remitiéndolos to– dos al prudentísimo examen de Vuestra Alteza, sólo quiero apun– tar dos hechos que allí se refieren. 1Q que habiendo mandado Tú– pac Amaru a Lamadrid que escribiese cierta esquela a un amigo suyo, le trajeron a la prisión para este efecto un medio pliego de papel con esta inscripción en su Cabeza: 'Ilustrísimo Señor Don Juan Manuel Moscoso y Peralta" , y que despues seguían tres ren– glones, que queriendo leerlos se lo impidió Mariano de la Banda arrebatándole el papel de las manos . 29 que habiendo escrito el mismo Don Bernardo de Lamadrid un billete a la mujer del insur– gente el día 8 de Noviembre, haciéndola pre.sente los muchos bene– ficios que la debía ella, y toda su familia; y que en esta atención intercediese con Túpac Amaru, para que no le quitase la vida, le respondió de palabra, por medio de Antonio Bastidas: que tuviese paciencia (son expresiones de Lamadrid) hasta que llegase una car– ta que su marido estaba esperando del Cuzco para ponemos donde merecíamos. Ambos pasajes prueban, lo uno que el Rebelde tuvo correspondencia con este Reverendo Obispo; y lo otro que en el Cuzco estaba el árbitro de las vidas del Corregidor y los demás pri– sioneros de Túpac Amaru. Don An tonio de Arriaga es constante que no tenía en esta ciudad más enemigos que el Obispo y sus curia– les, porque todo su vecindario le amaba mucho. También es noto-:– rio que el Rebelde a nadie quitó la vida a sangre fría, sino a mi tío; con que parece se demuestra la consecuencia indicada. 56.-Cuando vino al Cuzco el Cura de Tunga.suca, Don Antonio López de Sosa, después de la muerte del Corregidor de Tinta, y des– pués de la desgraciada expedición de Sangarara, llegó una tarde, y sabiéndolo la Junta de Guerra que aquí se formó , lo mandó llamar al momento, para tomarle declaración como correspondía. Retúvo– lo vuestro Reverendo Obispo hasta deshoras de la noche; y a ese tiempo lo remitió a la Junt a convoyado de dos familiares suyos y dos notarios, que no le perdieron de vista, hasta que finalizada la

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