La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
LA VERDAD DESNUDA 515 diligencia lo restituyeron al Palacio Episcopal. Y bien fuese porque iba instruído, o bien por respeto de los espías que le acompañaban, hizo una declaración de insensato; siendo así que es hombre capaz y de buena razón , según lo requiere su Ministerio. 57.-Este eclesiástico según lo asienta el Sargento Mayor Don Juan de Figueroa en otra carta que también me escribió a Lima, y se halla a f. . . del Cuaderno 9, pudo evitar fácilmente la muerte de mi tío, si hubiera querido. ¿Pero cómo lo había de impedir cuan– do asienta Lamadrid que la celebró, comiendo ese día con sus ayu– dantes y Túpac Amaru? Es digno de toda la atención de Vuestra Alteza lo que expone Figueroa, tanto acerca del dominio que tenía el Cura de Tungasuca sobre los pensamientos y acciones del Rebel– de, cuanto sobre la plática que hizo su ayudante Don Ildefonso Be– jarano (después de muerto Arriaga) al innumerable pueblo que presenció la tragedia. En cuanto a lo primer dice: que no era ca– paz el indio de hacer cosa alguna contra la voluntad del Cura, ya porque lo había criado, . le estaba siempre obediente. : ya por– que le tenía suplido mucho dinero para sus ahogos. Y en c anto a lo segundo : que habiendo subido Bejarano a la escala del patíbu– lo, en tono de sermón, dijo entre otras expresiones escandalosas és– tas: "que viesen el paradero de aquel hombre por haber perdido el respeto a los eclesiásticos y al Señor Obispo y que viesen que has– ta los palos de la iglesia habían servido para hacer horca para él'', añadiendo Figueroa otra particularidad: que el mismo 'Felipe Ber– múdez, aún siendo traidor, entró llorando a su prisión, compade– ciéndose de los defectos y vicios que imputaba, injustamente Beja– rano al Corregidor después de muerto tan lastimosamente. 58.-¿Pero qué mucho es, que se explicase así un clérigo idio– ta y mercenario delante de un auditorio rudo y estólido?, cuando el mismo Reverendo Obispo, después de dos meses de la muerte del Coronel Don Antonio de Arriaga, tuvo valor para retratar a és– te por hombre de la conducta más pésima y abominable a presen– cia del Mariscal de Campo de vuestros Reales Ejércitos Don José del Valle, de Don Matías Baulen, Coronel de Milicias . Corregidor provisto para esta Ciudad, de Don José Antonio Vivar, Goberna– dor que acaba de ser de la Provincia de Paucartambo? Léase, Se– ñor, atentamente la carta en que éste me lo comunicó (se halla a f ... del citado documento N9 9) se verá en ella comprobado en el modo posible, por ahora, un procedimiento tan inhumano que
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