La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

536 LA VERDAD DESNUDA sentará sin reparo vuestro Vice-Patrono Real de Lima, no obstan– te haber ofendido ambos tan manifiestamente vuestra Legislación, e incurrido por ello en la pena de extrañamiento, a lo menos, ha– ciendo supuesto por un instante de que el primero pueda sincerarse de las grandes criminalidades resultivas de los autos contra él, y vuestro Reverendo Obispo lejos de conceptuarlos delincuentes los considera dignos de premio. ¡Raro modo de pensar!, pero que com– prueba, hasta el punto de evidencia, cuanto se dice en esta repre– sentación: siendo de notar aquí, que mientras vivió Arriaga, sin em– bargo de sus quejas y clamores, no se pensó jamás en mudar a Puen– te de Coporaque, y después de muerto no sólo se le da curato equi– valente, sino uno mucho más pingüe {47) en remuneración sin du– da de los servicios que ha practicado a favor del Prelado. 95.-La malicia de los contrarios, {para disculpar el atentado de Túpac Amaru, y ocultar que obró influído) ha preocupado al pú– blico con el falso supuesto de que el Corregidor de Tinta había he– cho un reparto muy excesivo {48), y es indispensable desvanecerlo ante Vuestra Alteza. Yo ignoro, Señor, la cantidad cierta que repar– tió mi. tío, porque me hallaba en el Tucumán cuando lo verificó; pe– ro me consta, por haberlo oído a los mismos provincianos de Tin– ta, que repartieron mucho más sus antecesores Don Pedro Muñoz de Arjona y Don Juan Antonio Reparaz. Asentado este principio, que es de fácil prueba, permítame Vuestra Alteza le exponga brevemen– te las razones que abonaban lá conducta de Don Antonio de Arria– ga, aún en el caso negado de que se hubiera excedido. 96.-No habiendo cumplido su tiempo Reparaz en Tinta, cuan– do llegó mi tío a Lima, lo destinó vuestro Virrey Don Manuel de Amat al Gobierno del Tucumán, que se hallaba vacante, por muerte de Don Jerónimo Matorras; y a los pocos meses de posesionado en él, declaró vuestra Real Persona la guerra contra los portugueses. (47) Puente se halla ya posesionado del curato de Orurillo en la pro– vincia de Lampa, e Iturrizarra del de San Cristóbal del Cuzco. Mas, no obstante, aquél se mantiene hasta ahora con el Señor Obispo dirigiendo su despacho con tal despotismo, que él lo hace todo· por lo cual aun cuando Su ilustrísima fuera un santo, sólo el tener a su lado a Puente le hará parecer siempre malo. (48) Arrogándose el Ilustrísimo Señor Obispo del Cuzco facultades de ~uez de .R.e,sidencia de Don Antonio de Arriaga, luego de haber fallecido este, rec1b10 una sumaria sobre su conducta en el Corregimiento, y fueron decl~rantes el 9ura Pue~te y otros eclesiásticos tan díscolos y viciosos co– ~o el. De esta mformacion, nula por incompetencia de juez, y por ser ac– tuada clandestinamente, se han deducido las cavilaciones de los curiales del Cuzco contra Arriaga; pero siendo notorios los insanables vicios de es– te ~ocumento indicados, ellos mismos hacen la defensa y destruyen sus capitules. '

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