La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
538 LA VERDAD DESNUDA muy pocos los gobernadores, o corregidores de estas Provincias que hayan logrado un testimonio de justificación como éste. 98.- Finalmente, Señor, aunque Don Miguel de Arriaga y yo te– nemos perdonados de todo corazón (y yo perdono de nuevo) a los maquinadores y cómplices del homicidio de mi tío, estamos obliga– dos a reclamar sus perjuicios y los nuestros. Ellos son tan conside– rables que si me empeñara en exponerlos, por menor, fatigaría in– justamente la atención de Vuestra Alteza, y haría mucho más mo– lesto este papel. Por una computación prudente y moderada, los apreciamos en ciento y setenta mil pesos; y quienes deben abonar– los a la Testamentaría, a Don Miguel de Arriaga y a mí, lo ha de decidir el prudentísimo juicio de Vuestra Alteza con presencia de los documentos adjuntos. Pero resultando probado con ellos, que los curiales eclesiásticos del Cuzo, además de haberle hostilizado de un modo inaudito, fraguaron la muerte de vuestro Corregidor. Y que los magistrados de Lima en lugar de auxiliarle y defenderle de unos enemigos tan poderosos le amenazaron con severos castigos, dando lugar, con esto y con su indolencia, a la maquinación del asesina– to; parece de justicia, Señor, que los que nos deben reintegrar los daños son el Reverendo Obispo de esta Santa Iglesia, los herederos de su )?rovisor (50) y los Tribunales de Lima. 99.-La injusticia que se nos ha hecho en no concedernos la provincia de Tinta a los interesados Don Antonio de Arriaga, hace crecer mucho nuestras grandes pérdidas; porque nos imposibilita la cobranza del caudal que en ella repartió, y por consecuencia la sa– tisfacción de sus débitos. Ha sido como costumbre, en semejantes casos miserables, conferir las Provincias por el Superior Gobierno a los parientes o acreedores de los corregidores muertos, para el re– cobro de sus intereses; y contando con esta práctica, luego que lle– gó a Lima la noticia de la tragedia de mi tío, se presentó personal– mente Don Miguel de Arriaga a vuestro Virrey, suplicándole reve– rentemente que compadecido de su dolorosa situación, le otorgase el Corregimiento de Tinta por el tiempo que le restaba a su herma– no, o por el que fuese de su agrado. Respondióle que no era ocasión oportuna todavía de pensar en la provincia de aquel destino pero que contase con su favor en cuanto pendiese de sus facultades; por– que estaba muy interesado en sus penas, y deseaba proporcionarle los alivios posibles ; y sin embargo de todos estos ofrecimientos, al (50) Testó sobre cuarenta mil pesos que parece han entrado en po– der del Ilustrísimo Señor Moscoso, sin embargo de haber nombrado el Pro– visor, Don Juan Antonio Tristán, por su albacea al Doctor Don Marcos de Tapia, Cura de la Parroquia de Belen del Cuzco.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx