La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
26 REPRESENTACION DE LA CIUDAD DEL Cuzco y llegó á tales términos, qu.e no habiendo quien quisiese ser caci– que, advirtió el poco miramiento de los corregidores y su impie– dad, y nombró enteradores á indios y españoles que tenían posi– bles, para con ellos hacerse pago de la falta de tributos; hasta que el predicho Viana remedió. algun tanto este desórden, por medio de nueva revisita que hizo en la parte que pudo; y lo mismo hubie– ra sucedido en la provincia de Tinta, que acabó de servir el enun– ciado Viana, si la injusticia no le hubiera embarazado á causa de haber corrido con la revisita el teniente que fué de su antecesor, sostenido por el Gobierno, porque aunque el despacho contenía que pasase la comision al nuevo corregimiento, no sirvió esta expresión en medio de haber tenido efecto .con el anterior, y pudo más el vali– miento del teniente, sus tiranías y estafas, que las justas representa– ciones del expresado Viana en cumplimiento de su obligacion; pues llegaron al extremo de sacar de sola una doctrina más de 3.000 pe– sos, despues de pensionar á los caciques, mantener á él, su mujer y familia con una espléndida mesa á satisfaccion de sus paladares y tiranías de su negro cocinero, quien despues de robar á los indios alcaldes se hacia pagar su trábajo por su propia autoridad, hasta dar de palos a los caciques, viendo que su amo por los cuatro pe– sos de las reservas, cuando no daban breve, ponía á los indios en estrecha cárcel si no les hallaban ropas, semillas ó herramientas de Charcas que cubriesen el cargo, porque nada reservaban para lograr su satisfaccion y paga; todo se representó al Sr. Virey D. Manuel de Amat, y nada bastó, ni que por órden de S. M. se le cometiese á dicho D. Gregario de Viana la revisita, porque en virtud de nuevo recurso del teniente, se le mandó seguir y cesar aquél, sin otro mo– tivo que el que haya visto por los míseros indios y hacer limpias sus representaciones. 62. Si lo fértil y abundante de estos países no fuere el atrac– tivo que les mueve á no desampararlos, áun á costa de tanta peha– lidad como padecen, se hubiera visto ya su total abandono, pues aunque éste se recelaba ya en tiempo del comercio clandestino que tenían los corregidores, teniendo todavía el freno de las penas en que incurrían, como se lo representaron á V. M. los vireyes del l?erú y Nueva España, ha sido mayor el motivo que ocasiona la absoluta extension de su manejo, dilatando á su arbitrio la tiranía sin el recelo del castigo. 63. El continuo clamor y conocimiento de estos daños rnovio á la Real Audiencia de Chuquisaca a dar severas providencias con– tra muchos corregidores de su distrito, y sirvió tambien de impulso
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