La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

626 LA VERDAD DESNUDA "Innegables parecen, Excelentísimo Señor, estas consecuencias según los supuestos que se deducen. Pero pienso vigorizarlas más con las reflexiones siguientes. Luego que se declaró la presente gue– rra contra la nación británica, como tan piadoso nuestro Católico Monarca, mandó despachar Reales Cédulas a todas las iglesias de sus Dominios, encargando amorosamente a los reverendos prelados de ellas le ayuda.sen a impetrar, por medio de devotas rogativas, el divino auxilio, para atraer las bendiciones del Altísimo sobre sus ejércitos y armadas, a efecto de afianzar el feliz éxito de sus em– presas. Sabemos que este Obispo ha recibido, tiempos hace, la que se le dirigió; pero hasta ahora no hemos visto la menor demostra– ción sobre un asunto tan interesante". Otra prueba: Todos los criollos (sin excepc10n de algunos) son mortales enemigos de los europeos, en tanto grado que ni a sus pa– dres libertan de este odio, si lo son; y ya se ve, que quien aborrece a su padre por ser de España, ¿cómo ha de amar al Rey, que no es americano? Entre todos apenas habrá otro más extremoso en es– te punto que el Reverendo Obispo del Cuzco, pues públicamente ha– bla con irreverencia de nuestro Monarca y sus Tribunales; y ha ex– plicado su encono, asentando que aun los hombres de más honor que Su Majestad destina a sus Américas es gente indigna y soez. Esta proposición es muy ofendente al Príncipe y a los distinguidos vasa– llos que le sirven en los Ministerios de Indias: a Su Majestad, por– que le supone injusto en las provisiones que les dispensa; y a los provistos, por el notorio agravio que les infiere. Y siguiendo esta detestable máxima, tiene jurado perseguir a todos los corregidores y ministros europeos sujetos a su diócesis". "Otra prueba: la perspicacia de Vuestra Excelencia habrá no– tado, en los autos de tumulto del Cuzco, que ningún europeo ha resultado cómplice. Y que el proyecto de los insurgentes estaba concebido en unos términos tan inhumanos, que la primera diligen– cia que se propusieron era pasar a cuchillo a todos los españoles y apoderarse de sus haciendas. Y si las pesquisas hubieran sido prac– ticadas con aquella justificación que merecen los asuntos de esta naturaleza, sin duda se hubiera comprobado, evidentemente, la com– plicidad de este Reverendo Obispo y de algunos súbditos suyos. Pero es público y notorio que en las confesiones recibidas a los suplicia– dos no se guardó la fideli dad e indiferencia que correspondía; por– que si querían (éstimulados de sus conciencias) delatar algún su-

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