La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

LA VERDAD DESNUDA 627 jeto de representación, interesado el Juez en su defensa, despre– ciaba sus dichos con esta frase: eso no se le pregunta". "Pienso haber probado la primera parte de este informe. Y pa– ra hacer demostrables los esca<ldalosos procedimientos con que, abu– sando de su dignidad el Obispo, ha atropellado y atropella las leyes más sagradas, que es la segunda parte, me es indispensable recopilar sus hechos públicos de la provincia del Tucumán, donde sin haber pisado más de la ciudad de Jujuy, dejó casi tantos agraviados cuan– tos son sus habitantes; porque, desde Buenos Aires hasta esa Cor– te, apenas se oye otra cosa en los caminos, sino quejas de ese Reve– rendo Obispo, así de clérigos como de seculares". "El más ruidoso atentado de este Prelado en la diócesis de Cór– doba fué la injusta persecución y las calumnias con que afligió a Don Antonio González Pavón, Deán de aquella Santa Iglesia, y uno de los más justificados eclesiásticos que han venido de España, doc– to, virtuoso y ejemplar. Por sólo ser europeo le atribuyó usurpa– ciones o mala versación en los intereses destinados a una obra que corría por su mano. Y lo que es más, le capituló de amancebado con ciertas religiosas de vida muy arreglada, a quienes dirigía el espíritu. Con estas y otras imposturas forjó la malicia varios infór– mes contra este inocente, y fueron dirigidos a Madrid; pero habien– do producido el acuerdo sus defensas allí, y en el Concilio de Chu– quisaca, éste declaró por arreglada su conducta; y Su Majestad, ade– más de haber reprendido severamente al Obispo; proveyó al Doctor Pavón para el Decanato de la Paz, y aun corrió muy valido que es– tuvo consultado para una Mitra". "Estando en el Concilio de Chuquisaca, maltrató de palabra, pú– blicamente, el mismo Reverendo Obispo, a un Oidor de aquella Real Audiencia. Esta y el ofendido elevaron al Rey la correspondiente queja; y Su Majestad le manifestó su Real desagrado haciéndole en– tender el respeto con que debían ser tratados sus ministros. Los comprobantes de ambos hechos deben parar en el Supremo Conse– jo de Indias". ''Sin que le sirviese de obstáculo hallarse constituído Padre de aquel Concilio, mantuvo en la misma ciudad de Chuquisaca cierta ilícita amistad, con tanto escándalo, que son públicamente conocidos por hijos suyos dos que parió su amiga. Por igual motivo estuvo contribuyendo mesadas hasta el año pasado a una señora de Are– quipa, según se asienta por cierto. Y aún en el Cuzco corre, con

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