La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
32 REPRESENTACION DE LA CIUDAD DEL Cuzco á su costa los instruyesen hasta que se acordaron por los vireyes y concilios de Lima las distribuciones y límites de pueblos sujetos á cada curato, y se aplicaron los asignados para sus alimentos, do– tándose á correspondencia de la extension, número de feligreses y trabajo que se les consideraba. 75. Siempre se tuvo atencion á que se empleasen en el minis– terio de curas, sacerdotes seculares y regulares de buena opinión y ejemplo para que los nuevamente convertidos aceptasen la doctrina y religion; y para que estuviesen sujetos los curas á cumplir con exactitud los ministerios, se les nombró con calidad de poderlos mo– ver y quitar de estos beneficios, expresándolo así en sus títulos ó presentaciones, como se les previene hasta el presente, de que ha– cen poco juicio, diciendo los más ignorantes que no tiene V. M. fa– cultad para ello, y los más advertidos que no se da caso ni ejem– plar por las muchas y grandes dificultades que lo embargaron, ci– tando para ello al Dr. Solano, con lo que, y hallarse protegidos sus excesos por quienes debieran punirlos, han venido al extremo de relajacion que se ha expresado. 76. No es dudable que por propia virtud ha habido y hay al– gunos curas ejemplares y celosos en sus ministerios; pero son en lo general casi todos los que les desatienden y se aplican codiciosos á que les produzcan indebidas utilidades, y han introducido por di– ferentes medios unos abusos que pudieran tener, y sin duda tienen, resultas muy contrarias á la propia religion cristiana, como se ad– vertirá en los puntos de este papel, sin que hayan bastado las fuer– tes decisiones de los concilios y las particulares ordenanzas, leyes y sinodales que impiden a los curas semejantes introducciones y los comercios ajenos de su estado y carácter; y han extendido de tal modo sus perversas granjerías con capas de devocion y culto, que dan en rostros áun á los ménos cristianos, y abren campo a infinitos males que les han disimulado y consentido sus propios prelados por los motivos que se apuntarán en su lugar, y tambien los han tole– rado los corregidores, áun compitiéndoles por las mismas leyes y or– denanzas su inmediato reparo; cuyo disimulo han hecho, porque á ellos nos les descubran los curas sus defectos, y son consentidores unos de otros a costa del padecimiento de los infelices indios. 77. Demas de la cantidad señalada por sínodo á cada cura, que ésta fué respectiva á los indios tributarios, de cuya guerra se deduce quedaron á su favor los demas de·rechos y obvenciones que pudieran producirles los indios caciques, nobles y principales, y los españoles y mestizos que hubiesen de avecindarse en los puebios, para cuya
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