La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
OFICIO DE VISITA 687 Son éstas bien contrarias, porque el salitre abunda, y se hace con la mayor facilidad muy exquisito, y no faltan minas de azufre en distintas partes, y es señalada la del cerro de Tacora, en las in– mediaciones de Tachacuya; aspereza, malo y despoblado tempera– mento, que he experimentado hacen difícil de precaver el que los indios saquen cuanto azufre necesiten, y concurriendo lo mismo en los demas parajes de la sierra, será necesario mucho empeño para evitar la fábrica de pólvora, que aunque ordinaria, hacen con bata– nes de piedra y otras máquinas y utensilios, que por su rusticidad y sencillez son nada costosos y fáciles de hallar, y así la dan á 2 rs., y ménos, para la provision general de los mineros y áun de las ar– mas, como repetidamente en Potosí, abasteciéndome, cuando las tur– baciones, de la que con abundancia se trabaja en Cochabamba, Oru– ro y otras partes. De aquí nace que áun cuando el Rey dé á los mineros á los 4 reales que la toma de los asentistas, este costo y el preciso de la con– duccion les aumenta notablemente los gastos de esta especie, y co– mo la hallan más barata y pronta en lo interior de ambos vireina– tos, áun la que por mí se puso en algunos minerales, se ha quedado sin vender en la mayor parte, y sólo en los más inmediatos á esta capital, y dentro de ella, para la casa se solicitan y venden algunas cortas partidas, y esto es á los que en realidad está reducido hoy to– do el estanco. Por otras partes las contratas celebradas con los asentistas es– taban corriendo para abastecer los almacenes del Rey de la necesa– ria y el servicio de sus Reales armas, y siendo tiempo de guerra y otras urgencias, no era prudente alterarlas cuando no había los re– puestos necesarios, y todas estas dificultades han hecho indispensa– ble contemporizar con lo que hallé hecho, en que tambien noté la falta de cálculos del consumo preciso de todo el reino para tratar de su conveniente abasto y del arreglo de los cosecheros que por los mismos medios se proveen de las que necesitan. Si se trata de que las fábricas corran de cuenta del Rey, ocurre al primer paso el reparto del cuantioso desembolso para comprar– las y proveerlas de molinos y utensilios precisos, y en segundo lu– gar hay que considerar el jornal de los trabajadores, pues los asen– tistas lo hacen con sus esclavos, lo que para el Rey sería muy gra– voso y expuesto, en la necesidad de proveer á su custodia, alimento y vestido, y á lo ménos en esta América jamas daré mi voto para que la Real hacienda corra con negociantes que sólo la legalidad, es– mero y contínuo cuidado de los que inmediatamente las manejen
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