La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
694 OFICIO DE VISITA Esta pobreza general de los mineros es su mayor enemigo, por– que imposibilita el premio de los trabajadores, y todos aquellos gran– des proyectos de desagües, socavones y demas obras costosas en que consisten la riqueza y permanencia de las minas, y no hay que pensar que el comercio ocurra al reparo de este daño, porque á excepcion del acero, fierro y algunas ropas que de fiadas nunca hará las habilitaciones que eran precisas en dinero, así porque des– confía de un ejercicio que hasta ahora se ha tenido por falaz, poco agradecido y propio de gentes quebradas ó perdidas, como porque para franquear dinero, es necesario lo haya sobrante, y estamos viendo la falta de caudales, y que los pocos que hay no paran en poder de los comerciantes por la necesidad de cubrir sus negocia– ciones, de modo que el mercader de Lima, reconvenido del de Cá– diz, estrecha al de la sierra, y ni éste ni aquél tienen hueco en que fiar caudales, y así todo es pobreza, y lo será cada día mayor en este vireinato, por lo que decae su giro del Cabo de Hornos con el otro ménos arriesgado y costoso de Buenos Aires, y áun en es– ta capital, si llega á estar sobrante el dinero, presumo serán pocas las empresas que se faciliten de minería, porque su distancia de la sierra, donde se conoce esta riqueza y trabajo, les hará desprn- ciarlo y aumentará la desconfianz~ para fomentarlo. Conociendo yo este sustancial principio del atraso y decadencia de la minería del Perú, he deseado el establecimiento de bancos, en que la Real Hacienda podrá tambien tener las ganancias que en el de Potosí son notorias; pero si alguna vez promoví este pensa– miento, no tenía facultades para ejecutarlo, y cuando las he logra– do más extensas, no las ha habido en e1 erario, que hallé oprjmido de urgencias y empeños, é incapaz de sufragar las gruesas sumas de ca~dales qüe sería forzoso tener ·como muertas para los demas gastos, y por eso he ocurrido á otros arbitrios, como el del reparto ó socorro de los indios que manifesté en mi proyecto, y con el mis– mo objeto he estimulado á lo.s mineros, especialmente de Chota .ó Gualgayos, y de Tarapaca y Guantajaya, á pensionarse en alguna ligera contribucion para hacer fondo que invertir en su misma uti– lidad y necesidad. Si fueron grandes las que hallé y han entorpecido mis deseos por la falta de caudales, no han sido menores las que vine á expe– rimentar por la escasez de azogue y su caro precio, y así fué éste el asunto de mi segunda carta de oficio luégo que entré en esta ca– pital, que es prueba de la preferencia con que lo miré, y sucesiva– mente me negué á la remision del que se tenía dispuesto enviar
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