La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

OFICIO DE VISITA 699 cavelica, reformar sus cajas, y arreglar el precio del azogue y su expendio.-En el 37 empieza á tratarse de la villa de Potosí, pero siendo su principal asunto el de la visita de las cajas intermedias y demas del vireinato de Buenos Aires, y habiendo ya dicho los motivos por que nada he podido adelantar en aquel territorio, me contraeré sólo á la mina y cajas de Guancavelica, que en dicho ar– tículo y los dos siguientes se recomiendan, para hablar despues en seguida de la villa de Potosí y sus oficinas. Hallé ya la negociacion de Guancavelica en adrninistracion Real despues de más de dos años de extinguido el gremio, y de haber terminado al premio el asiento que con un particular se celebró, de qu~ resultaron cuantiosas quiebras y alcances, que no han podido cubrirse en su mayor parte, aunque hoy pasan de 25.000 pesos los que por mis diligencias se han reintegrado, y como en tales circuns– tancias ni era prudencia provocar á un nuevo asiento, ni podía ser– lo el restablecimiento del antiguo gremio, que á más de otros incon– venientes traería el de solicitado para las condiciones que lo hicie– sen más gravoso al Rey y al público, fué por estas reflexiones in– dispensable el que continuase la administracion Real fiada á la di– reccion de q. corria ya con crédito de inteligente, y por su re– ciente nombramiento, hecho pocos días antes de mi arribo á esta capital, no tenía tiempo para haber acreditado las ventajas que se esperaban, y se hubieran creído malogradas si se le mudaba. No correspondieron aquéllas al deseo, y V. E. sabe las congojas que han atormentado mi espíritu, y la prontitud con que se las re– presenté en 16 de Diciembre de 82, acompañ ando á mi informe núm. 21 un testimonio que acredita el sobresalto en que me hallaba, y las providencias con que continuamente recordaba al director el mejor éxito de su comision, franqueándole cuantos auxilios me pedía; pero al fin vino aquél á renunciar, y nombré para sucederle á D. Maria– no Pusteria, que á más de su notoria capacidad y honor, tenía la privilegiada circunstancia de haber ántes reconocido la mina, hecho su descripcion, y tirado los cálculos ó presupuestos para su trabajo por cuenta de la Real Hacienda; y aunque esta época, que puede llamarse la tercera de la administracion Real , no fué más feliz que la segunda, en ambas miré el asunto con la preferencia que mere– ce, y no perdoné arbitrio para promoverlo, á pesar de los pocos que ya daba la triste constitucion en que lo hallé. Mi informe núm. 176 es la prueba más autorizada de esta ver– dad, en él toco mucho pormenor cuanto había ocurrido, y considera-

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