La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

ÜFICIO DE VISITA 707 cheras y puertas, por el inminente riesgo que le amenazó de ser invadida de los rebeldes, fundí cañones, proveí la sala de armas de más de 500 fusiles, sables y otras, con todas las municiones y re– puesto necesario para la defensa, hice almacenes de víveres para algunos meses temiendo un asedio, y estas precauciones, con mi in– cesante cuidado, andando á caballo dia y noche, preservaron aque– lla poblacion, y aunque no fueron pocos los riesgos en que algunos meses tuve mi vida, ni me faltaron estímulos para conservarla con la huida, jamas pensé sino en sacrificarla en servicio de nuestro ama– ble soberano, y logré al fin la gloria de que siendo Potosí el lugar más apetecido de los rebeldes por su situacion y riqueza, y el más expuesto á conmoverse por la multitud de indios que encierra, y los que de la mita habia entónces de las mismas provincias suble– vadas, fuese tambien el más tranquilo refugio de todos los perse– guidos y el comun auxilio con que en armas, municiones, víveres y dinero socorrí las provincias inmediatas, y áun las mismas expedi– ciones de tropas veteranas, con que se libertó la ciudad de la Paz, y se castigó á los insurgentes. V. E. ha visto los testimonios de fidelidad que dió aquel vecin– dario, y que habiéndose allí puesto la aduana y otras muchas pro-– videncias de visita, nunca se oyó queja contra ellas, y aunque por lo mismo que de parte de los indios no hubo conmocion, podrán tal vez obscurecerse los riesgos que se padecieron y los servicios que se hicieron, no obstante, son bien públicos y todos saben las fatigas que sufrí en aquella fatal época, y que sólo mis extraordinarias dili– gencias pudieron salvar la villa, descubrir el principio de la conjura– cion de Catari, de que dí la primera noticia á la audiencia de la Plata, y por último, despues de haber preso y castigado al princi– pal capitan y compañero de aquel traidor, y de haber con mis car– tas contenido á los indios, y áun hecho me entregáran los tributos de la provincia de Paria, Chayanta y Porco, puedo sin exageracion asegurar que el buen estado en que por mi visita puse aquellas ofi– cinas, conservó al Rey sus dominios, pues á no haberles dado tan– tos aumentos, no hubieran podido sufragar á todos los gastos de aquel vireinato, y sin contar otros menores, darán la prueba de es– ta verdad 4.501.028 pesos 5 rs. que en ménos de cuatro años remití por los situados á Buenos Aires, y 391.333 pesos un real que cuando salí llevaba ya dados al presidente D. Ignacio Florez para las ex– pediciones de su mando. De todo lo que he ido refiriendo de mi visita en Potosí tengo remitidos á V. E. testimonios é informes que no he citado, porque

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