La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

98 DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU pulsion de los Regulares de la Compañía, á cuyo cargo estuvo aquel Colegio, le nombró por Vice-Rector, y Regente de Estudios de ella. En once de Noviembre del propio año de mil setecientos sesen– ta y ocho le eligió aquel Cabildo Sede vacante por su Asesor para consultar los negocios, y providencias, que se ofreciesen tocantes á la administracion de justiciia, con la especial distincion de que para el mejor, y mas pronto despacho de los expedientes asistiese á los Cabildos siempre que se le avisase, mediante su instruccion en am– bos Derechos, su integridad, su notorio crédito, y buena conducta; y en seis de Diciembre siguiente le nombró el mismo Cabildo por Examidor Sinodal. Los Oficiales Reales de las Caxas de la referida Ciudad del Cuz– co, considerando el perjuicio que resultaba al Real Erario de no te– ner pronto curso varios negocios que se hallaban pendientes, y aten– diendo á dimanar este atraso, no solo de la falta de salud, sino de las freqüentes ausencias que hacia á sus haciendas D. Joseph de Zaldivar, Defensor propietario de la Real Hacienda, por lo qual era preciso nombrar quien desempeñase interinamente este encargo, eli– gieron para él en veinte y seis de Junio de mil setecientos y seten– ta al mencionado D. Miguel de Iturrizarra por la acreditada expe– riencia de su (ff. 2) juiciosa conducta, conocida integridad, notoria literatura, y propension al Real Servicio. En catorce de Diciembre de mil setecientos y setenta le nombró el Reverendo Obispo D. Agustín de Gorrichategui por Promotor Fis– cal General de aquel Juzgado Eclesiástico; y en quince de Febrero siguiente le dió Título de Examinador Sinodal. El mencionado D. J oseph de Segura, Dignidad de aquella Igle– sia Catedral del Cuzco, y Rector del Colegio de S. Bernardo, infor– mó con fecha de diez y seis de Julio de mil setecientos y seten ta, que habiéndole elegido el Virrey para este cargo, con orden de es– tablecer allí la doctrina del Angélico Doctor Santo Thomas, Y sién– dole preciso destinar un Profesor de distinguido mérito á este fin, eligió en el año de mil setecientos sesenta y ocho por Vice-Rector, Regente, ó Prefecto de Estudios á dicho Iturrizarra; cuya extraor– dinaria aplicación á la reforma del Colegio, establecimiento de los estudios, había producido los buenos efectos que se deseaban, por su dirección, literatura, y prudencia; teniendo este mérito la par– ticular circunstancia de executarle sin recompensa alguna, por no permitir la escaséz de las rentas del Colegio se contribuyese con sa– lario alguno al Vice-Rector, y Maestro de Estudios; cuyo mérito,

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