La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

140 DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU 39. 1780-!~18. "Excelentisimo Señor.-Con motivo de haberme sido preciso pa– sar a la ciudad dfl Arequipa con el destino de hacer el entero, y li– quidar la cuenta correspondiente al fin del año en su Real Caja que se tiene mandado por el Señor Visitador, he experimentado perso– nalmente, y visto un tumultuario acaecimiento de las gentes de me– nos cu~nta de ella, con gran perjuicio de la Real Aduana que en ella se había establecido, y ultraje de la Real Justicia, lo que me ha parecido necesario hacerlo presente, y manifestar a Vuestl7a Ex– celencia." "Reducese el suceso a que habiendo erppezado a ponerse distin– tos pasquines, en diversos lugares públicos de dicha Ciudad, qtie en sustancia encarecían los procedimientos que relacionaban ser menos ajustados y ·llanos del perjuicio del publico, pidiendo se quitasen los derechos que en la tal aduana se habían introducido, bajo del aper– cibimiento, que de lo contrario practicarían los del Pueblo severas demostraciones que fuesen sensibles. En inteligencia de esto proce– dió el Corregidor Don Baltasar Sematnat a tomar el temperamen– to de amonestar, ya verbalmente y ya por escrito, al Administra– dor de la Real Aduana don Juan Bautista Pando, para que se mo– rigerasen aquellas exacciones, y en especial las que se decían ha– cerse de. .Jos mantenimientos y carne que introducían en la Ciudad para ,su abasto; y como se manifestase inexorable dicho Adminis– trador, y conociese el publico que perseveraba con firmeza en llevar adelante sus deliberaciones, provino de esto que, la noche del día 13 del actual Enero, hiciesen algunas gentes un tal cual asalto a la casa qué servía de Aduana, con el cual daban a conocer lo inflama– dos que se hallaban los animas populares; y aunque a vista de ello dicho Corregidor y su Cabildo, con concurso de los principales ciu– dadanos, enviaron unos diputados al tal Administrador previniendo– le, en términos habiles y decentes, morigerase los Estatutos que se le había notado, y suspendiese el cobrar derechos de los manteni– mientos (cuyos efectos ignoro, como la impresion que esto hubiese hecho en el animo del Administrador); y lo que posteriormente su– cedio fue, que la noche del siguiente día 14, se junto un muy nume– roso concurso de gentes, ignoradas, quienes asaltando la casa de la Aduana (que es de calicanto y bóvedas de lo mismo) la saquearon, llevandose cosa de tres mil pesos que en ella había y otros mue– bles, quemando al mismo tiempo sus papeles, e hiriendo con instru-

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