La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU 145 ron un rejonazo en la cabeza que milagrosamente no perdio a.lli la vida, y pudo escapar arrastrado de los que lo acompañaban. Rotas del todo las puertas, entró la chusma de tropel, y que– mando algunos papeles, robaron dos mil, treinta y dos pesos que ha– bla en Arcas, y dexaron todo lo que consideraron ser cargas, rete– nidas por derechos. De aqui salieron a mas de media noche del di– cho dia catorce, y fueron discurriendo por algunas casas de la Ciu– dad, causando confusion y cuidado en algunos de los Individuos que estaban amenazados en los Pasquines, principalmente los Oficiales Reales que habiendo sido perseguidos y buscados con solicitud, zafa– ron del modo que pudieron. El Corregidor lleno de confusiones ya por las causas de la su– blevacion que el por si solo no podía remediar, ya porque veía su vida y hacienda en evidente peligro de perderla, y yá por otros mu– chos motivos qe. son faciles de comprehender, dió incontinenti las or– denes que requería un asunto de tanta gravedad, y pasó acompa– ñado de los Alcaldes Ordinarios en la mañana del dia quince a la Aduana,. recogió todos los papeles que no se quemaron, y los entre– gó á los Oficiales Reales que se hallaban presentes. Concluida esta diligencia, se retiraron a poner en execucion cada uno por su par– te lo que fuere conveniente en tal oportunidad. Corrió la voz en todo el dia quince de que habían de quitar tambien la vida a Cosio, Goyoneche, y Alvizuri por Amigos del Co– rregidor y de Pando. Con este aviso, ya se dexa conocer la conster– nacion que padecerían sus corazones: y en efecto se encerraron en sus casas esperando por instantes el golpe. A las diez de la noche del mismo dia se oyó un raro tumulto y gritería por la calle de Sn. Francisco y acometió con amago á la casa de Lastarria. Salió de allí, Y pasando por la Casa de Cosio, tiraron en derechura para la del Corregidor, cuya vida estaba sentenciada en los ultimas Pasquines que corrían. La encontraron cerrada, y pegando fuego a las venta– nas y puertas no se halló viviente, porque todos ocultandose la ha– bían desamparado; pero la saquearon de manera que no le dexaron clavo en pared. Concluyeron su fagina a las dos de la mañana del diez y seis, y pasando luego a la calle los Mercaderes, robaron la tienda de Can– derros, sin dexar andamio que no hiciesen pedazos. Despues proyec– taron pasar á la Casa de Cosío, y lo gritaban con tan altas voces que desde las bobedas de su misma Casa se oian estas palabras: Vamos a la Casa de Cosío; pero este no la desamparó, aunque la tubo ce-

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