La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU 167 Este Protector siembra por los portales y oficios de los escriba– nos expresiones sediciosas e inductivas de tumulto, declamando las opresiones que padecen los Indios infligidas por las Curas y Minis– tros del Rey, desde el establecimiento de la Aduana; tiene en mo– vimiento a los Indios de las Provincias de fuera, sugeriendoles ca– pitulaciones e id.eas perniciosas por lucrar los comestibles y otros intereses, que se hace contribuir con el pretexto de ampararlos y defenderlos, advirtiéndose que desde el punto que recibió este em– pleo se hallan agitados los Tribunales con cuadrillas de indios que conduce a la Notaria y demas Oficios de Escribanos, siendo lo mas doloroso que averiguados los delitos que imputa a los Curas, y ex– torsiones que les supone, resulta las mas veces que no han tenido otro principio que las insuflaciones del Protector, que impelido del aspero muelle de su genio orgulloso, solo promueve inquietudes. Y para dar a Vuestra Señoría Ilustrísima una viva imagen de su animo sangriento le pongo a los ojos el aminoso suceso de un ajusticiado nombrado Fermin Salazar, que cuando los corazones mas duros tocan a lastima en semejantes acaecimientos, el de este inhu– mano, viendo que, por la casualidad o providencia, falto el cordel, se voto de una ventana con el furor de un rayo, y lo asesino a puña– ladas, sin que Juez alguno se lo ordenase; hecho tan cruel y atroz que hasta el dia tiene horrorizado este lugar. El motivo que se descubre para que este empleo de Protector y el de Juez de la Caja de Censos recaigan en sujetos tan ruines y abatidos, es el gaje que han reportado de ellos los secretarios de los Señores Virreyes, quienes han tomado mil pesos por el nombramien– to que dura un bienio; así se halla la Caja en total exterminio, ha– biendo tenido un fondo de cuatrocientos mil pesos, segun se me ha informado por uno de los oficiales reales y otras personas fidedig– nas. Pero el Protector que ha logrado, sin ejemplar, seguir segun– do bienio, bajo del pre respectivo, se maneja despoticamente, dicien– do en el publico, costarle su dinero el empleo que tiene, debiendo ase– gurar a Vuestra Sñoria Ilustrísima que si este individuo no se sepa– ra del Ministerio, y se moderan a los del triunviro, no se conseguira la paz publica, ni la quietud de los pueblos. Verdad es que los Indios padecen extorsiones insoportables des– de el establecimiento de la Aduana, sin embargo de las excepciones y privilegios que la piedad del Rey les ha concedido; pero esto pro– viene de la mala conducta del Administrador Don Lucas Garay, quien permite se conduzcan a la casa de la Aduana los comestibles que traen los indios a la ciudad; y aun las cortas varas de bayeta que

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