La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

168 DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU tejen los infelices, hilando sus propias lanas, sin que hayan servido de remedio las repetidas reconvenciones que ha practicado este Co– rregidor como me lo tiene asegurado. No es esto lo que mas ocupa la consideración, sino que el Ad– ministrador se halla publicamente concubinado con una mujer ca– sada, quien le infiere a los indios, españoles y mestizos mayores per– juicios, pues llevandole los ministriles a su propia casa l~s frutas y víveres de que necesita para sus granjerías, contribuye por ellos la tercia parte, o la mitad del justo precio, reteniendoles tres, cua– tro y mas días cerrados de que resulta salgan menoscabados y po– dridos; pero estas quejas y padecimientos que se declaman con ve– hemencia en el público, se oprimen en los Tribunales por la protec– cion del triunviro hacia Garay. Para evitar tan inicuos procedimientos y graves perjuicios, pa– recía conveniente que uno de los oficiales reales viviese en la casa de la Aduana; y contemplo -mas a proposito al Tesorero Don Jose Toledo por ser de índole suave, de política y natural bondad, con que se podría ver mas adelantado este ramo, y se exitarian las ex– torsiones con la presencia del Oficial Real; y que asi mismo a los aduanistas que se nombrase, se les designase salario fijo, y no -tu– viesen ingreso en el tanto por ciento, que es otro principio de qu_e nacen las tiranías de los subalternos, pues el que se tiene puesto en la Angostura, territorio suburbio de esta ciudad, exigio en tiempo de conmocion cuatro pesos de un infeliz indio que había vendido unos pocos carneros, y de otro, siete pesos; y aunque esta exaccion consto por recibos al caballero Corregidor, quien los remitio a Ga– :ray, no se castigó el exceso, ni fue separado el ministril por el pa– trocinio que disfrutaba de su concubina a quien llaman "Aduanera." Dirá Vuestra Señoría Ilustrísima que cómo permito un concu– binato tan publico con mujer casada, pero le satisfago con que he puesto los medios más convenientes que dicta la prudencia, en casos de esta naturaleza; sabe Vuestra Señoría Ilustrísima que las leyes prohiben el procedimiento contra las adulteras sino fuese por queja del marido. Inteligenciado pues de que las dos partes del es– tado matrimonial vivían en separación, mande que todas las casadas que se hallaban divididas de sus maridos, sin sentencia de divorcio pronunciada por Juez competente y en contradictorio juicio, hicie– sen vida individual y maridable, conviviendo los consortes con cen– suras latas. Asi logre que la "Aduanera" trajese a su .marido desde .el curato de Paucartambo; pero el amasio maneja la trama con tal

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