La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA R EBELIÓN DE TÚPAC AMARU 243 ticia, se sirvió librar un despacho superior, para que yo sea ampa– rado en la posesion de mi empleo, y probase los aumentos de los reales intereses de V. M. Pero sucedió, Señor, que á mi regreso en– contré en mi prov~ncia un corregidor ambicioso, de leónicas entra– ñas, nombrado D. J oaquin Alas, quien paniaguado con un mestizo, nombrado Blas Bernal, que obtenia mi empleo, consiguió ocultar los despachos superiores, castigándome con crecidos tormentos de azo– tes, prisiones, ya en la cárcel de Potosí, ya en la cárcel de corte de la Real Audiencia, consiguiendo ocultar mi justicia, mediante los depra– vados intentos y cavilaciones de este corregidor, acreedor este al propio nombre de Lutero y Calvino. Hasta que en este estado, fal– tándoles el sufrimiento á los indios de mi comunidad, é impuestos que el corregidor venia con crecido número de soldados á defen– der su tirano reparto, entonces se convocó alguna porcion de in– dios en el valle que llaman Guancarani ó Guañoma, y le hicieron pre– sentes casi todos los movimientos, y total ruina de la provincia, ya por medio de varios sacerdotes, como por el conducto de otras inte– ligencias en nuestro idioma; pidiendole quitase algunos Gobernado– res españoles ó mestizos que atormentaban nuestras desdichadas vi– das, sacase de la prision á D. Tomas Catari, nos rebajase el tirano reparto, tanto por los precios tan exhorbitantes, cuanto por el mu– cho y crecido número de cerca de 400 ,000 pesos, á que ascienden sus repartos. Prometió su palabra así lo egecutaria en el pueblo de Pocoata, al tiempo de despachar la mita: y como todo su fin se en– caminaba á u sar nuestra humildad y conseguir el cobro de su am– bicioso reparto, se desentendió, afianzando sus esperanzas en por– cion de soldados que comandaba, y en los informes falsos, malicio– sos y voluntariosos que hizo el corregidor, acriminando á los indios, y alegando que no querían pagar los reales tributos, ni enviar la mi– ta. En este estado se dió una sangrienta batalla, injusta, leónica, solo por solapar el tirano reparto, muriendo en la batalla algunos españoles parciales del corregidor, y cerca de 300 indios tributa– rios é hijos de V. M. ¡Es posible, Señor, que la C. R. P. de V.M., nos haya puesto en el centro del olvido en que siempre vivimos, en la inteligencia de que S. M. es el único padre y protector n uestro! ¡ Vál– game Dios, que pérdida tan exhorbitante ha tenido V. M. con la muerte de sus tributarios, asi en sus reales intereses, como en su real mita! Es verdad, Señor, que, como dicho es, en Pocoata murieron los citados españoles é indios, mas no por esto debe decirse, ni dade los visos de que los indios se levantaron, porque allí se despachó antes de estas muertes la real mita, y se le dijo al corregidor D. Joa-

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