La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TúP AC AMARU 253 a la media noche a llevar los Presos y encarcelarlos en la dícha su Casa. Puso al Corregidor cargadó de prisiones en unó de los calabo· zos subterraneos, y al Escribiente en otro: como tambien a los <lemas esclavos. Hizo que el Amanuense escribiera varias cartas y Combo– catorias que mandó firmar al Corregidor ya para su Cajero princi– pal Dn. Manuel San Roque: ya para los que se denominan españoles en estas Provincias: y ya para otros Sugetos de cuyas personas y cau– dales quería aprovechar~e. En Efecto la Carta del Cajero se reducia a darle orden de que luego y sin mas leve demora se viniese a Tun– gasuca con toda la plata sellada y labrada: armas de fuego, y blan-. cas, porque asi convenía al servicio del Rey, para cuyo fin le des– pachaba a su Compadre con las mulas necesarias. En las Comboca– todas conminaba pena de la vida a quantos no se presentasen con sus armas en Tungasuca. A Don Bernardo de la Madrid, y al Galle– go Dn. Juan de ~igueroa, el primero obragero de Pomacanchi, y el segundo de Quipococha les ·escribió · de esta manera: Estimado Amigo: precisa el qu e Vmd. se ponga en camino para este pueblo de Tungasuca luego que vea esta, pues tenemos vatios asuntos que hablar esta noche, y desde aqui pienzo pasar al Cuzco a vindicar mi honor. Deseo a Vrnd. muy perfecta salud, y que Dios se la guar– de muchos años. Tungasuca 5 de Noviembre de 1780. De Vmd. su afecto Amigo - Arriaga. Despachadas estas cartas y las Combocatorias despues de la una de la noche del citado día, dispuso Tupac Amaru dos pearas de mulas, y a la misma ora marcho con ellas llevando el mismo la Carta al Caxero, quien reconociendo la letra y firma del Corregidor y ser el Cacique su Compadre que la conducia no tubo en que dudar. Cargó el traydor con veinte y dos mil pesos en dinero, la plata labrada, no– venta fusiles , y dos Caxones de Sables de la Provincia, y las armas peculiares del dicho Corregidor y acompañado de los familiares de éste a quien dixo que tambien los llamaba, caminó para Tungasuca sin detencion, y luego que llegaron los puso en prision, haciendo lo mismo con Dn. Bernardo de la Madrid y con el Gallego Dn. Juan de Figueroa. Observose tal silencio en todos estos hechos que nadie sabia la situacion del Corregidor. Se decía a unos que havia caminado a los Pueblos altos de la Provincia, y a otros que estaba actuando en Tung asuca ciertas diligencias de importancia que lo negaban a toda otra atencion. Tubo buen cuidado de poner espias en todas las en– tradas al Cuzco para que ninguno de la Provincia pudiese dar no– ticia de lo que pasaba en Tungasuca.

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