La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

276 DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU dolo en un calabozo, a los seis dias lo ahorco, con las mismas cere– monias que se acostumbran con los verdaderos reos. Lo que mas suspende nuestro reparo es, que hubiese empezado y acabado la operacion con tanto sigilo, que la noticia de tan fu– nesta catástrofe, llegó a esta ciudad despues de cometido el delito, sin que se hubiese proporcionado entre los medios humanos alguno conducente a excusar el daño. El sedicioso tomo los arbitrios que podían verificar su intencion, de un modo que apenas persuade la verdad que vemos; y referir a Vuestra Señoria Ilustrísima todas las combinaciones del caso lamentable, fuera ocupar muchos pliegos Y perder el tiempo que se debe lograr; la industria principal fue citar el agresor . la multitud de indios y mestizos necesarios, a la voz del Rey y a nombre del mismo Corregidor, con cuya obligacion concu– rrieron los citados, sin saber el engaño con que se les atrajo; bien que debemos creer no fué general esta buena fe, porque un hecho tan señalado en los anales de la malicia pedía disposiciones corres– pondientes, en que habian de interesar precisamente muchos indios de los principales. En la casa del infeliz Corregidor que residía en Tinta, tampo– co se pudo alcanzar especie alguna que pudiese desahogar a los do– mesticos; a éstos se les escribían esquelas, y en una de ell~s le pi– dieron al cajero que remitiese todo el caudal existente, asi en dine– ro como en plata lallrada, y demás especies_útiles; artificio en que avanzo mucho el ' cacique, porque siendo la letra en aquellos pape– les del mismo escribiente que servia al Corregidor firmados por él, no dudaron de remitir lo que pedía; llegando la plata sellada a la considerable cantidad de veinte y dos mil pesos, fuera de una vaji– lla costosa, alhajas y ropa. Este refuerzo que tomo el Indio con exhorbitancia por los de– más secuestros que efectuo prontamente en varios españoles inme– diatos al pueblo y a la persona del Corregidor, como son (Francisco) Cisneros, (Bernardo de) la Madrid, y (Juan Antonio de) Figueroa. Al primero que era íntimo confidente y director de Arriaga, le quito dos mil pesos, al segundo y al tercero les halló mayores cantidades que no se pueden determinar por la indiferencia que hay; aunque todos convienen en que la presa fue de mucha entidad, fuera de los diez mil pesos que también le ocupó en petacones y otros efectos a Don Eusebio Balsa, sobrino del Corregidor. A los tres primeros se les tiene presos en casa del rebelde con escasez de alimentos; y de ayer aca corre que la Madrid acabo sus

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