La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

278 DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU Hecha la devastacion del obraje de Parupuquio y dejadas espías por cuadras, se ha retirado al pueblo de Tungasuca, con toda la guar– niCion q~e dicen lo asegura en un sitio defendido por su misma en– trada que es bien estrecha, y aunque tiene otras, no son de mayor ensanche y com9didad para el ingreso. Hasta aquí sólo he ministrado a Vuestra Señoría Ilustrisima una idea sucinta del suceso, segun el aspecto que tiene al lado de la Pro– vincia y a la desgracia de su Corregidor, que no podra suficiente– mente ponderar, si el tiempo no da muchos espacios. Yo no puedo contener las lagrimas al considerar en qué disposición se hallaría un hombre conducido a la horca por un indio Cacique, por los mismos pasos que lleva un reo a quien se le condena a la pena ordinaria. Arriaga fue preso, se le pusieron grillos y esposas, se le intimo oon tres testigos, una especie de setencia que pudo formar el Indio, y no se sabe su contexto; se le puso en capilla, se le asigno confe– sor, fue sacado al cadalso con verdugos y dos o tres sacerdotes; allí se le degradó del empleo militar que tenía, y asi fué suspendido al patíbulo, con una mortaja de San Francisco, añadiendose la contin– gencia dolorosa; de que se quebro el ahogador con el peso del cuer– po, al que nuevamente se colgo con otro lazo, sin que volviese a su– bir el verdugo para mayores fatigas del moribundo, que acabo de so– focarse con su propia graved~d. Ya he dicho a Vuestra Señoría Ilustrísima que esta relacion di– minuta, todavía tiene que seguir mucho, en el espanto que ha cau– sado la novedad por el semblante que hace a este vecindario, cuya confusion no se podra describir con los mas negros colores;· todos se hallaron prevenidos con una especie, de haberse declarado por esa Real Audiencia a este Indio l~ descendencia legítima del Rey Tupac Amaro, aunque ello es falso, porque estando pendiente la causa con un tal García, dicen que éste imp~tro cedula para que los autos se remitiesen al Consejo; pero sea de esto lo qu fuere, la noticia eg ma– ligna para los indios, faciles a la seducion; por ella se reselaba, que todos los pueblos, conspirasen a un fanatismo, sin embargo de que el sedicioso solo refería sus acciones a ordenes del Rey, sin expresar mas. Esta sospecha hacía traer a la imaginación el colmo de la in– felicidad sobre el Reino, si se consideraba la marcha del Sublevado en derechura a esta ciudad, cuya falta de defensa agravo por ins– tantes el temor, a vista de la poca municion y escasez de armas, so– bre ser la mayor parte del vulgo, o todo el de indios, cholos y mes– tizos, que mas participan de lo primero y sus inclinaciones, .que de

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