La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU 281 Debo hablarle con esta ingenuidad, pues ella no tiene poca par– te en el desahogo de mi espiritu atribulado, que no puede borrar de la memoria los motivos de tanto mal, que insinuare despues. Tu– ve la complacencia de que los concurrentes a la junta, sintiesen los efectos de mi persuacion; acudieron mis Prebendados y Prelados Regulares al intento que me propuse, de modo que a competencia prometieron los unos sus personas y armas, y los otros sus gremios, también prevenidos, sin reservarse las personas. Han acreditado de sinceras sus resoluciones, y se han visto ya en el publico las fuer– zas con que se dispuso la iglesia, para resistir los impetus del Indio. En mi casa episcopal, que ya se llama cuartel, hacen sus ejer– cicio los eclesiasticos, con tres militares que los instruyen, animán– dolos yo con mi presencia, sin excepcion de canonigos; y asi mante– nemos hoy el sitio con ambos cuchillos, o con la espada penetrante de dos filos, aunque la mayor para sí es no tener todas las fuerzas del Mundo unidas a mi propio individuo. No seria lo más el haberme servido de estos medios, si reserva– se en mi mano el patrimonio de la Iglesia y el mio. He dicho a los emisarios que han venido de la Junta de Guerra, y tambien lo pro– testé en la que hubo de clerigos en mi casa, que no reparen en los gastos que pide la ocasion, por lo que a mí respecta, pues todo mi caudal, tal cual sea él, se emplearía a favor del Rey y de la causa publica sin reservar el pontifical. Ni dejo de ayudar con otros arbitrios, que sugieren la razon y la prudencia, que aunque no se hallan en mi persona, con la ins– trucción de arte militar, adelantan algo, con los deseos que tengo de aprovechar; salgo a la plaza, así para bendecir las tropas urba– nas y provincianas que se me presentan, como para dar al publico ideas del interes que tengo en la operacion presente, para que si es posible se logre algún grado de fervor, con este arbitrio, como ya se conoce. Estoy actualmente atrincherando el cementerio de mi Catedral que tiene bastante extension, para defender toda la plaza con sus en– tradas principales. Si entramos en la accion, podran ocupar este si– tio dos mil hombres con artillería y fusiles, y la obra se perfecio– nara de modo que sirva de bastante consuelo. Como las armas esca– seaban he puesto exquisitas diligencias para que manifiesten los cle– rigos las que tenían; y no contesto con éstas he comprado escope– tas y lanzas para que se junten a las adquiridas y no haga falta en las que son necesarias para un defensa tan difícil.

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