La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

286 DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚP AC AMARU la Casa Episcopal, que se ha hecho cuartel, en que se adiestran a un ejercicio proporcionado, quedando sólo los invalides para los Di– vinos Oficios, a fin de que con unas y otras armas, como Moises, obliguemos al Dios de la Victoria nos la conceda completa del trai– dor Tupac Amaro; se despachen cartas-ordenes a los Curas para que observen los movimientos del sublevado, y nos los comuniquen por expresos; se fulminen cedulones de censuras para que se fijen en la puertas de las iglesias de las dichas provincias y en la Cate– dral, iglesias de regulares y de las ocho parroquias de esta Capital contra el referido Rebelde, sus secuaces, y contra cuantos le acom– pañan, o prestan el auxilio y favor; se fortalezca con un muro o trinchera nuestra Catedral, que se esta corriendo por toda la parte del cementerio; y se mande asegurar del modo posible todas las alha– jas de plata y otras de valor de las iglesias y monasterios para que no caigan en manos del usurpador. Nada mas insinuo a Vuecelen– cia que lo mismo que he practicado, y consta de autos, de que repe– tire informe más extenso con testimonio de lo obrado. Lo que me parece importa, Señor Excelentísimo, es que por Vue– celencia se den providencias prontas de gente disciplinada que ven– ga al socorro; porque, aunque en virtud de la citacion, se ha hecho un cuerpo considerable de tropa, pero los mas de ellos no tienen ar– mas de fuego, ni uso de ellas; carecen aun de la necesaria pericia mi– litar, y hay poca satisfaccion y muy fundado recelo de que, tal vez, viendo ventajoso al enemigo conviertan las armas contra nosotros, aquellos que hoy las toman, mas por fuerza que por honor, como son los mestirns, de que se compone lo mas de las compañías. Vuecelencia, con su elevada comprensión, penetrara estos con– flictos que sentimos, y nos proporcionara el auxilio de seiscientos hombres, los trescientos pueden venir de esa Capital para defender esta, y atajar las avenidas del enemigo; los otros trescientos de Are– quipa, los doscientos de los provincianos, y los ciento que se des tacaron a aquella ciudad, por el predecesor de Vuecelencia, los que por estar al paso donde se halla situado el Rebelde pueden atacarlo oportunamente. Todo lo esperamos del celo de Vuecelencia y de su superior pro– teccion.-Nuestro Señor guarde a Vuecelencia muchos años.-Cuzco y Noviembre diez y siete de mil setecientos ochenta.- Besa la mano de Vuecelencia su mas reverente servidor y seguro Capellan.--.Tuan Manuel, Obispo del Cuzco.-Excelentisimo Señor Virrey del Peru." (A.G.I., Audiencia del Cusco, Legajo 76).

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx